Mi hijo mayor, de 7 años, se ha ido hoy de campamentos. Pasará tres días y dos noches fuera de casa por primera vez. Nunca hemos estado tanto tiempo separados y aunque sé que aprenderá mucho con sus amigos y compañeros de clase no dejo de preguntarme si estará bien.
Hoy me pregunto a mi misma, a la vez que reflexiono con vosotr@s, cuando por primera vez tu hijo se va de campamentos ¿estás preparad@? ¿Cómo te sientes? ¿Qué piensas? Esto es lo que yo siento y pienso y deseo compartirlo con vosotros.
Sí, vuelvo a escribir un post personal, para compartir mis inquietudes de madre con tod@s vosotr@s. Inquietudes y dudas. Dudas e incertidumbres de mamá primeriza, porque siempre seremos primerizas en algo. Y esta vez las preguntas que me asaltan a cada momento son ¿Pasará bien la noche? ¿Nos echará de menos? ¿Estará bien? Sé que estará bien. Sé que sí, imagino que sí, quiero creer que sí. Sé que los campamentos favorecen el desarrollo de habilidades colectivas y personales, que fomentan la autonomía de los niños y un largo etcétera del que no hablaré ahora. Hoy me asaltan las mismas dudas y preguntas que quizás te asaltan a ti que estás leyendo esto.
Porque este tipo de dudas siempre nos acompañan, a las buenas y a las malas madres, a las que gritamos y las que no, a las que de vez en cuando nos desborda la energía inagotable de nuestros hijos y a las que nos dejamos llevar por su entusiasmo. Tod@s tenemos dudas cuando dejamos a nuestros hijos en manos de terceros, por más que confiemos en ellos, tod@s tenemos dudas y por supuesto antes de irse ya les echamos de menos.
No, no sé si estoy preparada para enfrentarme a estos 3 días sin mi pequeño, pero estoy convencida que estos días de campamentos nos ayudarán a ambos. Nos ayudarán a crecer como personas, como madre e hijo pero también como familia. En su ausencia aprenderé a recolocar emociones, sensaciones y creencias, estoy convencida de ello.
Estoy convencida que estos días de campamentos nos alimentarán a ambos de experiencias nuevas. Él aprenderá a convivir con su grupo de iguales en un ambiente distinto al cole y yo aprenderé a dejarle volar más allá de lo que alcanza mi vista, por más que me cueste. Dejar volar a nuestros polluelos, a nuestros pequeños, a nuestros hijos, permitir que vuelen es algo que todos los padres debemos asimilar para que ellos aprendan a hacerse mayores. Porque deben aprender de sus errores sin que nosotros estemos ahí intentando evitar cualquier roto o descosido.
No, no sé si estoy preparada para estos 3 días en los que estará de campamentos. ¿Tu cómo lo vives? Si quieres puedes compartirlo con tod@s nosotros.