La huerta escolar no es centralmente una unidad de producción de alimentos sino un espacio de enseñanza y aprendizaje de las ciencias. Es valorable que la huerta produzca, pero no es el objetivo central. En este sentido, los alumnos pueden aprender cómo llevar adelante las labores inherentes a la huerta, pero no es el propósito principal del docente que sus alumnos adquieran esta formación técnica especial.