Revista Cultura y Ocio

Seamos jacobinos

Publicado el 19 mayo 2011 por Javiermoreno
Valle-Inclán decía que había que instalar una guillotina en la Puerta del Sol. Como en tantas otras cosas Valle-Inclán era un visionario. Aquí nunca tuvimos nuestra guillotina, como mucho un garrote vil para castigo de bandidos y homicidas. En este país ni el aristócrata ni el político ha tenido nunca nada que temer del pueblo y eso ha sido decisivo en nuestra historia. Ya lo creo. La mayor aportación de Francia a la humanidad no ha sido el borgoña ni la postmodernidad sino la guillotina. Los políticos se acostumbraron a no responder ante el pueblo sino ante una justicia demasiado blanda con sus desmanes. Siempre pensé que la tarea política era de una responsabilidad insuperable, una especie de monacato, algo que no tiene nada que ver -salvo la rima consonante- con el boato ínsito al oficio que se exhibe en la actualidad. Claro que, al parecer, la política ha vuelto a sus orígenes, a la calle. Los políticos profesionales no parecen darse cuenta de que han quedado fuera de juego, que la política no son esos mítines preprogramados de velódromos y plazas de toros que se exhiben encapsulados en los telediarios como un triste espectáculo. La política ha vuelto increíblemente a las plazas. Pero esta revuelta haría mal en centrarse solo en pedir cambios electorales y olvidarse de la justicia. Hay que imponer justicia severa contra los políticos corruptos, pero también contra ciertos empresarios, economistas, etc. Llamemos a las cosas por su nombre, dejemos de usar palabras como 'sistema' o 'mercados'. Es necesario poner nombres a la ignominia. Seamos, al menos, discretamente jacobinos.

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