Desde luego hay muchas cosas de las que ha hecho Zapatero que tienen difícil comprensión. Un enigma es la elección de ciertos ministros.
Hay varios casos raros pero hoy quiero hablar de Miguel Sebastían. Un ministro que tiene “grandes méritos” para haber llegado y más para pasar desapercibido salvo para hacer o decir cosas de talla, altura, de nivel, y qué nivel Maribel.
Sebastián tiene el mérito de haber sido el lameculos de Zapatero y su más fiel servidor, primero en la Moncloa y luego prestándose para hacer el ridículo al batirse el cobre con Gallardón, quien le dio un buen repaso. Y al que intentó ganar desvelándole asuntos de amoríos, cual un Jorge Javier Vázquez cualquiera.
Después de la paliza, Sebastián no aguantó en la oposición del ayuntamiento y se largó. Todo ese currículum le valió para que el presidente le nombrara ministro de Industria.
En Industria ha pasado desapercibido hasta que se ha destapado como un magnífico compañero de las eléctricas, a las que les está regalando el oro y el moro a costa de los sufridos consumidores. Este año ha permitido una subida de más del 6% en dos plazos, y lo que es más grave, para 2011 la subida de la luz aprobada es de casi el 10%, lo cual en tiempo de crisis, con una inflación del 2%, con unas eléctricas que han conseguido en el primer semestre más de 5000 millones de euros de beneficios, dice mucho de este amiguete que les ha salido. Cualquiera sabe a qué consejo de administración de las eléctricas terminará este ministro cuando sea ex, y si no, al tiempo.
Pero, como tipo insensible, perdedor y con mala baba no se ha conformado con subir esa burrada. Además se atreve a declarar que la cosa no tiene importancia, que puede haber más subidas durante el año y que, en definitiva, esta subida sólo representa poco más que un café. Pues sí, este ministro cretino ha declarado esta estultucia y se ha quedado tan pancho. Supongo que Zapatero le felicitará por este símil tan elegante y real.
Así es que ya saben que es lo que hay que hacer, tomen un café menos y paguen más a las eléctricas, que las pobres y el señor ministro se lo agradecerán. Y ya saben, a seguir sufriendo, que es lo nuestro.
Salud y República