Una anciana está saboreando una copa de vino en el patio de su casa en compañía de su esposo. En cuanto traga el sorbo de vino chasquea la lengua con infinito deleite y dice:
– ¡Te amo tanto! ¿No me imagino mi vida sin ti? …
El esposo la mira sorprendido y le pregunta:
– ¿Vieja eres tú la que hablas o es el vino que te hace decir esas cosas?
Ella lo mira, sonríe y luego le dice:
– Hay viejo… no me hagas caso, ¡Soy yo hablando con el vino!
Colaboración: Domingo