Revista Opinión
“¿Cuántos crímenes se tapan con las sotanas? –se pregunta Bonifacio de la Cuadra, periodista y licenciado en derecho y profesor del Máster de Periodismo UAM/El País– ¿Por qué tienen los políticos tanto miramiento con los eclesiásticos? ¿Se cambian los delitos de los religiosos por los votos obtenibles gracias a los púlpitos? ¿Son investigados los curas pedófilos? ¿Se atreven las familias a denunciar los abusos sexuales a menores? ¿Acusan los fiscales? ¿Condenan los jueces? ¿O todo se resuelve con el secreto de confesión?".
De la Cuadra siguió paso a paso la transición y el proceso constituyente, sobre la que publicó, con Soledad Gallego-Díaz “Del consenso al desencanto” y “Crónica secreta de la Consitución”. Se inició en el género con “Todos al suelo”, el primer relato editado sobre la intentona golpista del 23-F, tras vivirla en directo, publicado con otros seis periodistas. La presente novela, “Secretos de confesión”, es la primera obra de ficción que publica, para la que le ha sido muy útil el conocimiento periodístico de las corruptas estructuras del poder, capaces de tapar crímenes horrendos, como los cometidos por ministros de la Iglesia católica, con los niños como víctimas de sus abusos sexuales. Parte de la hipótesis de que, en España, se practica la pederastia sacerdotal tanto, al menos, como en Estados Unidos, Bélgica, Holanda y otros países europeos, si bien son muy pocos los casos que afloran ante los tribunales. En la novela, la justicia encarcela a un trabajador inmigrante, pero intenta disimular las agresiones sexuales de sacerdotes a menores. Un fiscal lo explica así: “No es lo mismo acusar a un inmigrante que a un obispo”. Entre los argumentos para tapar la pederastia sacerdotal, aparece el viaje del Papa a España y la vehemente necesidad de evitarle que sufra, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países, en los que el Santo Padre ha llegado a pedir perdón a las víctimas. El camino para impedirle tanto sufrimiento no es acabar con esa lacra, sino conseguir que en España no aparezca, que no se vea. La Conferencia Episcopal lo tiene claro y acude a todas las presiones ante los poderes públicos para borrar las huellas, cada vez más visibles, de ese delito.
La novela se inicia con el asesinato de un sacerdote, en el confesionario, e indaga el modo de actuar de los ministros de la Iglesia y sus habilidades para escurrir el bulto, negando la evidencia y justificando, con la dedicación apostólica, las más sucias conductas... Aparece también la corrupción política y de la justicia, mediante la complicidad entre los poderes en aras de la impunidad sacerdotal, contra la que se esfuerzan algunos juristas comprometidos, que defienden, en un ambiente hostil, los derechos de las víctimas.
Según De la Cuadra, muchos de los personajes más negros de la trama son puro reflejo de los prebostes de la realidad. Así, tras los sucesos protagonizados hace unos meses por el entonces presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar –con sus injustificados gastos privados a costa del erario público–, la novela recrea el perfil de un jurista con idénticos cargos, “designado por consenso de los dos grandes partidos: un personaje untuoso, de saludo verbal y manual flácido y de acendrada religiosidad”, que se dirige telefónicamente, con su “voz gangosa, blanda, algodonosa”, a la juez que tiene sentado en el banquillo a un párroco, y le sugiere que conduzca y resuelva el juicio “con prudencia”. La juez le cuelga el teléfono.
La novela, editada por la colección “Garaje Negro” (www.nodo50./edicioneselgaraje) y escrita por Bonifacio de la Cuadra, se presenta esta tarde a las 19,20 horas en la Librería Malatesta, C/ Jesús y María, 24 (Madrid), con una presentación a cargo de José Antonio Martín Pallín, magistrado del Tribual Supremo y presidente de la Asociación pro Derechos Humanos en España.