Es de esos libros de los que te enamoras a simple vista, todo un flechazo. ¡Menuda historia la que esconde la niña de su portada que oculta parte de su rostro tras una flor color sepia! Martes de (casi) primavera para El jardín olvidado de Kate Morton.
La novela es un continuo viajar al pasado para regresar al presente y viceversa. Así, arranca en 1913 con una pequeña que permanece escondida en un gran barco. Le han dicho que se oculte tras esos barriles. La persona que lo ha hecho, aquella que viaja, parece ser, con ella, responde al nombre de la Autora. Sin embargo, alguien la descubre: un niño que está jugando con sus hermanos. La niña, que lleva horas sin moverse y está cansada, no puede resistirse a la tentación y se une al juego olvidando la promesa que le hizo a la misteriosa dama.
Es el año 2005 y esa pequeña ya es una anciana a la que se le ha escapado la vida a los noventa y cinco años. Su nombre era Nell, y fue una persona que tenía mucho que contar aunque aún más que callar. Ahora, ha dejado a su nieta Cassandra prácticamente sola en el mundo. Además del negocio familiar, una pequeña tienda de antigüedades, su nieta heredará una casa en Inglaterra y un jardín, el mismo que da título a la novela.
Será este el principio del comienzo de una gran aventura a través del árbol genealógico de la protagonista. Pronto el lector descubrirá, junto a Cassandra, que Nell fue abandonada, que cuando llegó el barco al último puerto ella sólo iba acompañada de una maleta pequeña y blanca con algunos objetos, entre los que se encontraba un libro de cuentos ilustrado en el que aparecía el nombre de Eliza Makepeace.
Esta será la primera pista, la llave que abrirá las puertas hacia la verdad. Ella es la Autora y es la clave de toda la historia. El diario de Nell, ese cuaderno en el que ésta anotaba todo lo que iba averiguando sobre su pasado también ayudará a desenterrar los secretos de familia. Los relatos que están recogidos en el libro infantil también servirán para desvelar el misterio.
Cassandra viajará pues, qué remedio, hasta Inglaterra. Una aventura, dicho así, que la llevará no sólo a descubrir la identidad de sus antepasados más cercanos sino también, será un viaje en el que se encontrará a sí misma, en el que recuperará la sonrisa y logrará seguir hacia delante con su vida porque ella también tiene un pasado muy doloroso al que no puede hacer frente.
Las sagas familiares me gustan. La que protagoniza la reseña de hoy está muy bien escrita. Las piezas del rompecabezas, el pasado y el presente, encajan a la perfección. No queda ningún cabo suelto. Todos se van resolviendo a lo largo de las tres partes en las que se divide la obra.
Los personajes están muy bien construidos. Si eso, sólo hay uno, Linus, del que me hubiera gustado saber más, además de lo que intuía al leer sobre él. Eliza Makepeace es, creo, la favorita de muchos, entre los que me encuentro yo. No voy a negar que la "oscuridad" que había en torno a ella es una de las cosas que más me atraía en un principio. Y es que, menudos juegos y qué historias las que rondaban su cabeza de niña.
Junto a ella, narran la historia, aunque siempre a través de un narrador omnisciente, Cassandra y Nell. La segunda es la que menos curiosidad me ha despertado. Aunque hay tres personajes principales, tres mujeres, la verdadera protagonista es, sin duda, Eliza.
La novela me ha gustado pero esperaba algo más de ella. No me ha enganchado desde su primera página. Ha sido un constante tira y afloja a excepción de esas últimas ciento y pico páginas que leí de una sentada. Os confieso que llevo varias semanas en las que a pesar de que los libros que leo están bien, me gustan, no tengo muchas ganas de leer de ahí que los últimos libros que han ocupado mi mesita de noche hayan tenido una "lenta agonía letrera". Han sido devorados sin prisa y con alguna que otra pausa.
Sea como sea, lo cierto es que la autora australiana se ha catapultado con esta, su segunda novela, directamente hacia las estanterías de muchos lectores, incluidas las mías, que ya hacen hueco para su nuevo libro Las horas distantes. Seguiré la pista a su letras porque estoy segura que disfrutaré con sus historias para las que espero, todo sea dicho, tener más "ánimo lector", devoradores, que en esta primera ocasión. ¡Hasta la próxima!
Agradecimientos Suma de Letras