Revista Cultura y Ocio
Secretos del arenalFelix G. ModroñoISBN: 978-84-9067-122-1Formato: Tapa dura– 384 Págs Editorial: Algaida
El destino entrelazado de dos mujeres, en dos ciudades y dos épocas diferentes El voluptuoso mundo del vino ha unido a Silvia y Mateo en una relación tan intermitente como apasionada, donde nunca hay preguntas ni tampoco respuestas. Pero ella sigue atormentada por el dolor de hace muchos años: en 1989 el cadáver de su hermana mayor apareció en el monte Artxanda, salvajemente mutilado, y desde entonces el asesino sigue libre, sin que las investigaciones —primero de la Policía Nacional, y luego de la Ertzaintza— hayan logrado sustanciales avances. Un día, Mateo recibe el correo electrónico de una desconocida que le propone leer la novela Secretos del Arenal: una historia de intrigas, venganza y supervivencia situada en la Sevilla de postguerra, una ciudad acosada por el hambre, la miseria y la represión política. Mateo no sabe que es la propia Silvia quien le manda ese correo, y por supuesto desconoce qué claves se esconden tras las lectura de esa novela
Cuando Secretos del arenal ganó el premio Ateneo de Sevilla, hacía tiempo que la anterior novela del autor, La ciudad de los ojos grises, arrasaba con críticas positivas. Y yo seguía sin decidirme… ¿Y si no me gustaba? ¿Y si soy la rara aquí? Y viendo las opiniones masivas de esta nueva obra, finalmente me decidí a probar con la más actual.
Y al decidirme, no habiendo indagado mucho más de lo que cuenta la contraportada, me encontré con una mezcla de metaliteratura, novela negra y novela histórica. Ocurre en dos planos temporales distintos: uno en la actualidad, con Silvia como protagonista; y otro en la novela dentro de la novela, con Olalla en los años 40.
Llevar simultáneamente dos tramas es un truco que casi siempre funciona conmigo, consiguiendo mantener la atención solo para saber más de la que he dejado atrás. También es cierto que se corre el riesgo de que una de las dos me interese más que la otra, o que cobre más peso haciéndome perder el hilo de la anterior. En este caso, a pesar de que las dos eran interesantes, me sentí más atraída por la que se desarrollaba en el presente, quizás porque es la que contiene la intriga principal de la historia.
Y también porque es en la que participa el personaje de Silvia, una mujer diferente. Una mujer que podría incluso considerarse demasiado moderna, sin muchas de las ataduras morales que nos imponemos pero que en el fondo vive para sí misma y su venganza, obsesionada por la muerte de su hermana. Sin embargo, del otro lado se encuentra Olalla, mucho más “normal” viviendo lo que puede en una época, que aunque cercana, no era tampoco una fortuna nacer mujer. Sin embargo a las dos las caracteriza la tenacidad y ese brillo de obsesión.
Tengo que reconocer que muchas veces me irrita volver a la ambientación de la guerra civil y la postguerra, por haber sido explotado tantísimas veces. Sin embargo, en este caso se centra de otra manera distinta, enfocándolo a la situación social de Sevilla y la personal de la coprotagonista. Y en este caso ha conseguido atraparme, tanto por la ambientación como por la empatía que sentía por Olalla, además de la curiosidad por ver como se iban a relacionar los dos hilos temporales.
Y cuando menciono la empatía con ella es porque ha sido un gran contraste con Silvia, con la que me ha costado un poco más. Sin embargo, podría decir que en el presente ella está más definida, es más auténtica. Puede que se deba al uso de la primera persona frente al narrador omnisciente de la parte más novelada, consiguiendo así que los personajes que leen sean más “reales” que nos que son leídos.
De todos modos, por lo general, los personajes se hacen interesantes y están bien construidos, incluso los secundarios. Eso no exime que no haya conseguido entender (o asumir, más bien) la actitud de Silvia que se me hace un poco contradictoria: a pesar de que ella hable de sus luces y sus sombras, una mujer tan directa y decidida no se anda con juegos de mensajes. O al menos a mí me lo parece…
Por otro lado, creo que uno de los puntos fuertes de la novela es la forma de transportar y hacer partícipe al lector del entorno en que se desarrolla. Por ejemplo, el mundo del vino descrito en la época actual se me hizo muy interesante a pesar de no ser entendida (lo siento, soy intolerante a los sulfitos y no bebo tinto jamás) que suele ser considerado un poco elitista y sin embargo se hace ameno. O también la Sevilla de los años 40, que aunque solo la conozco como turista en la actualidad, me ha dado muchas ganas de volver a visitar con calma.
Pero a pesar de todo esto, la novela en si misma me ha dejado un regusto de no encontrar lo que buscaba. Pensándolo fríamente me he dado cuenta de que se había vendido como novela negra, mientras que yo diría que utiliza la intriga de un asesinato para introducir una novela más introspectiva, rozando lo íntimo en ocasiones. Es lo malo de colocarle una etiqueta a las cosas, sobre todo cuando esa etiqueta vende mucho a día de hoy.
El final para mí fue una mezcla de sorpresa y conclusión lógica. Porque no podía ser de otro modo (lo que sucede) pero no esperaba lo que había sucedido en el pasado. De todos modos, casi me ha parecido hasta secundario: quien fuera o dejase de ser, es algo irrelevante para la historia en sí misma. Por eso digo que pierde la esencia de la novela negra para pasar a ser otro tipo de género mayoritariamente.
En definitiva, es una novela larga que se lee en un suspiro debido a la estrategia de las dos tramas y los capítulos cortos, llegando al final con un ¿YA? Me quedo con la curiosidad de leer La ciudad de los ojos grises, a la que debería hacer un hueco pronto. Ahora he comprobado que me gusta como escribe Félix G. Modroño, otra vez a caballo entre el género negro y el histórico. Este ha sido un buen comienzo y si os interesa la temática, seguro que la disfrutáis.
Reseña para la Yincana Criminal: Made in Spain – La acción transcurre en cualquier ciudadespañola, excepto Barcelona o Madrid (Sevilla y Vizcaya)