Secuestrados en Siria desde el 16 de septiembre

Hace un par de minutos, esta noticia estaba publicada en una nota al final del artículo que he escrito hoy.

He recapacitado, sin embargo, porque creo que el hecho de que se haya hecho público que el enviado especial de El Mundo en Siria, Javier Espinosa, y el fotógrafo freelance, Ricardo García Vilanova, lleven secuestrados en aquel país desde el 16 de septiembre, se merece una entrada a parte porque a veces no sabemos la labor que desempeñan los periodistas desplegados muy, muy lejos de sus casas, sobre todo en conflictos armados. Y sin embargo, son mucho más importantes para nuestra vida y para la profesión que algunos que se dedican a pelotear y pedorrear en suelo patrio. Ellos son nuestros ojos y nuestros sentidos en un mundo desconocido. Y aunque creamos, al ver imágenes de un conflicto por televisión, que no nos pasaría nada por no conocerlo, es importante que sepamos que esa facilidad de acceder a la información desde cualquier parte no sería posible sin ellos.

Desde aquí, mi humilde blog de protoperiodista, en el que me pongo farruca con la clase política que tenemos y en la que a veces hablo de las cosas buenas que hay en esta preciosa profesión, también tengo que hablar de las cosas malas. Porque, sin duda, la única buena noticia posible sería decir que Javier y Ricardo han vuelto por fin a casa.

Ojalá lo hagan pronto.

Según las cifras que maneja Reporteros Sin Fronteras, en Siria en la actualidad hay más de 40 informadores extranjeros o locales secuestrados, detenidos o en paradero desconocido.