La ley francesa aprobada la segunda semana de junio otorga al paciente terminal el derecho a la sedación profunda y continua.
En el texto no aparece la palabra Eutanasia, pero sobrevoló tanto antes como
después del debate celebrado en la Asamblea Nacional. Las críticas sobre
el texto de la ley de sedación profunda y continua vinieron por los dos flancos
posibles: por un lado, asociaciones provida consideraban que se dejaba
la puerta abierta a su práctica, al diferenciar entre «sedaciones buenas
y malas» y por otro, las organizaciones que apoyan la «muerte digna»
creían que se había dejado pasar una oportunidad para aprobar por ley la
eutanasia, algo que verían con buenos ojos, según ciertos sondeos, ocho
de cada diez franceses. Así, toda iniciativa que pretende legislar en
este sentido no está exenta de polémica, debido a que la redacción de
los textos puede dar pie a ambigüedades y dobles lecturas. Algo que
también ocurre en España (CIVICA 17-VI-2015).