Seguimos con lo nuclear

Buen artículo el publicado en El País, ‘BRAHMA CHELLANEY 17/03/2011. Moraleja nuclear de Japón’. Su aportación Gira en torno al agua y las nucleares. Resumo lo que escribe:
1) Las centrales nucleares tienen una necesidad imperiosa de consumir enormes cantidades de agua fria, así que su construcción se sitúa en lugares costeros o en el interior cercano a ríos y lagos.
2) En lugares costeros, están predispuestas a sufrir maremotos y huracanes que están aumentando su frecuencia debido a los efectos del cambio climático, que también elevará el nivel de los océanos.
3) Algunos ejemplos que cita, 2.004 maremoto del Indico puso en peligro el segundo complejo nuclear indio. En 1.992 el huracán Andrew dañó una central en Florida. La experiencia actual de Japón. Las centrales británicas están casi al nivel del mar por lo que se verán afectadas por la subida de nivel.
4) Las centrales del interior, aumentan considerablemente la temperatura de los ríos y lagos de los que usan millones de litros, dañando pesca, agricultura y entornos. El consumo anual de las centrales francesas es de 19.000 millones de m3 procedente de ríos y lagos, la mitad del consumo de agua dulce de Francia.
5) Las olas de calor de 2.003 en Francia obligaron a detener 17 reactores. La Electricidad de Francia tuvo que comprar electricidad en el mercado europeo pagando 10 veces su precio.
6) En 2.006 la ola de calor en España obligó a detener Garoña y creó problemas en Francia y Alemania que tuvieron que desconectar varias nucleares.
7) Ninguno de estos costes es tenido en cuenta cuando se habla del precio de la energía nuclear, de hecho el uso del agua de todos es un regalo o subvención que reciben las empresas privadas explotadoras del negocio, como lo es el equivalente a la pérdida de potencial pesquero y agrícola (costes alternativos, de oportunidad o lucro cesante) que causan por el calentamiento excesivo del agua que utilizan para enfriarlas.
8) El cartel mundial de empresas nucleares está compuesto por una docena de empresas, que gastan impresionantes cantidades de dinero en inundar la opinión pública de la necesidad de uso de esta peligrosísima tecnología, ninguneando costes y minimizando problemas de seguridad. Ni de broma es la energía más barata, si se suman todos los costes.