Revista Opinión

Seguimos en la 2ª mitad de los años 50. 3

Publicado el 22 abril 2012 por Manuhermon @manuhermon

Seguimos en la 2ª mitad de los años 50. 3Son los primeros años de infancia, dominados por el frio, por el color gris oscuro, las penurias…no había casi de nada así que todo lo suplíamos jugando, corriendo, sacando ventajas a la situación que vivíamos. La verdad es que todas las estaciones eran mucho más notorias que ahora, la primavera, verano y otoño estaban muy marcados en temperatura, árboles y plantas, paisaje en general, pero el invierno de mi infancia es lo que más dominó, por los fríos, la nieve, lo duro que resultaba.
La radio fue una de las claves de la época, las largas tardes y noches invernales se acompañaban de novelas y programas como los de Pepe Iglesias el Zorro, Elena Francis, -cuyo consultorio llevó el periodista Juan Soto- Matilde Perico y Periquín y al final de la década el serial ‘Ama Rosa’ que le gustaba a mi madre, con la gran Juana Ginzo, a la que conocería en el futuro… lo cual permitía escuchar y hacer otras cosas al tiempo, cuentas, trabajos manuales, jugar y dibujar. En aquella época copiaba las láminas que me daba mi padre con calles andaluzas. La segunda mitad de los cincuenta son los años de la retransmisión de las Copas de Europa del Real Madrid; Alonso, Marquitos, Santamaría, Lesmes, Santisteban, Zárraga, Kopa, Rial, Di Stefano, Puskas y Gento; añadiendo en su momento a Domínguez, Atienza, Pachín, Muñoz, Joseíto, Marsal, Canario, Del Sol, Vidal, Mateos…
Aurora era amiga y vecina de mi madre, en la misma calle, enfrente, ella me acompañaba bastante cuando yo era muy niño, hace pocos meses nos encontramos y al presentarle a mi nieta, me recordó que cuando yo era niño me entretenía mucho pintarrajeando con un lápiz, ‘te dábamos un lápiz y te pasabas las horas muertas’. 
El cine fue el súmmum del placer en aquellos años de segunda postguerra, las salas oscuras, Variedades y Lope de Vega, eran los únicos lugares donde gastar el poco dinero disponible y templos donde poder vivir los sueños, a pesar de la censuras que durante muchísimos años controlaron lo que se escribía, publicaba, rodaba…la censura revisaba toda producción intelectual prohibiendo lo que quería. Nuestra relación con el cine, la de aquella generación, está muy bien reflejada en una película relativamente reciente ‘Cinema Paraíso’.
También estaban los tebeos, cuentos que en la década siguiente podían cambiarse en kioscos por poco dinero y que hasta entonces pasaban por las manos de todos los niños del barrio, al igual que los cromos. Yo conservo todavía como una de mis valiosas colecciones la de Diego Valor, colección que sacó la fábrica de chocolates Matías López que estaba en la Villa, en la cual trabajaba un conocido de mi padre que nos los suministraba.
Recuerdo los olores de los bollos que hacía mi madre para Navidad. Se juntaban varias mujeres, mis tías, amigas, e iban al horno de la panadería para hacer un montón de bollos, que luego eran los que se sacaban con una copita de aní y coñac en las celebraciones navideñas, cuando llegaban a cantar a casa los mayores, o venía la familia, o los que visitaban nuestro ‘nacimiento’ que ganó algunos premios. Mi padre le ponía agua con un bidón que hacía de depósito en lo alto y caía por el rio hasta un barreño bajo el tablado montado con las figuritas y caminos, prados etc., lleno de montañas de escayola que hacía él, y casas que también hacía.
La Iglesia controlaba gran parte de la vida del pueblo. Procesiones, rosarios, comuniones, confirmaciones, entierros, bodas, bautizos, enseñanza…todo se convertía en ceremonias populares. El papel de los curas y monjas era de gran peso, de control sobre la educación y todos los aspectos de la vida social del pueblo, una carta de un cura podía dar o quitar trabajo, hacer la vida más cómoda, o lo contrario. Muchos niños estudiaban en los seminarios, se los metía allí no para prepararse de curas, sino porque era un lugar donde poder estudiar. Algunos se salían al terminar el bachillerato, pero otros quedaban para asegurar comida, estancia y posición.
Yo fui a un colegio de monjas, con la hermana Francisca, de chicas y chicos, cada uno por su lado, los chicos salíamos del colegio a los 7 años, las chicas podían seguir. En el pueblo había una academia que preparaba bachiller elemental, el colegio público que llamábamos el Grupo, donde preparaban cultura general y para trabajar, y luego estaba para estudiar bachiller y pasar a la Universidad, el Alfonso XII, en el Monasterio, donde estudiaban internos, los ricos y externos algunos del pueblo. Terminé mi experiencia en las Carmelitas, de las que conservo recuerdos fotográficos como primer actor con 6 años y pasé a la Academia, de la que salí ya que no la podíamos pagar, para ir al Grupo Escolar y que Don Félix me preparara para la vida, para trabajar.

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