Los avisos para desatascos aumentan con el verano en ciertos sectores, a pesar de que tradicionalmente se cree que son el frío, las heladas y las lluvias los causantes de los atrancos. Lo cierto es que las temperaturas muy frías son perjudiciales por originar heladas y reventones en algunas tuberías. Los bajantes pueden verse deteriorados por las condiciones anteriormente expuestas.
Sin embargo, el calor y las temperaturas demasiado altas del verano pueden también causar estragos. El motivo por el cual el calor y la sequía son negativos para las tuberías es porque se secan por dentro.
Cuando la sequía y la falta de flujo afectan a las conducciones, pueden producirse malos olores y diversas incidencias, a veces difíciles de atajar. Al calor y la sequía se une la ausencia de uso en épocas vacacionales.
Las redes de agua de los edificios quedan durante semanas sin usarse, lo que traerá olores y, a veces, situaciones más complicadas, incluyendo inundaciones. Los restos que van cayendo cañerías abajo no son tragados como deberían, propiciando así que los residuos formen un tapón, obstrucción que, una vez se abra el grifo, probablemente causará desbordamientos e inundaciones.
Así pues, una de las épocas de mayor actividad de los poceros será el verano, estación en la que también se producen obstrucciones en el alcantarillado general.
Este tipo de obstrucciones generalmente obedecen a malos usos de las infraestructuras hidráulicas por parte de los usuarios. En muchos casos, el usuario no es consciente de que arrojar productos biodegradables por las tuberías de desagüe, colaborará para la creación de grandes y amorfas masas de productos no biodegradables.
En zonas turísticas, el verano también puede ser perjudicial para el alcantarillado, puesto que la proliferación turística da como resultado mal empleo de las infraestructuras de agua y obstrucciones de mayor o menor gravedad.