Revista Salud y Bienestar
Presumimos de caminar erguidos, de elevarnos sobre la cima de la creación sobre nuestras dos piernas, pero nuestros primeros pasos no se diferencian mucho de los que dan las ratas, los gatos o, aunque parezca sorprendente, las gallinas de Guinea. Los bebés humanos aprenden a caminar a través de la misma cadena de comandos de neuronas motoras que utilizan también los cachorros y crías de esos animales, según ha descubierto un equipo de investigadores de la Universidad de Roma y de la Universidad de Minnesota en Mineápolis. La investigación, que aparece publicada en la revista Science, sugiere que la locomoción en humanos y otros animales evolucionó a partir de una red neural ancestral común.
Los científicos tienden a pensar en las interacciones neurales como circuitos eléctricos. De esta forma, las neuronas individuales utilizan señales eléctricas para comunicarse unas con otras, y grupos de neuronas interconectadas con diferentes funciones se envían información una a otra. Los científicos compararon la actividad eléctrica producida por 20 músculos óseos diferentes en recién nacidos (un bebé intentará caminar cuando es sostenido de pie y se le mueve a lo largo de una superficie) y en pequeños en edad preescolar.
-Órdenes a las piernas
Los autores descubrieron que en los recién nacidos, las neuronas de la médula espinal son activadas en dos fases: una fase ordena a las piernas doblarse y extenderse, y otra les pide que se alternen para moverse hacia adelante. Todos hemos visto a un bebé intentado caminar por primera vez y es fácil imaginar el movimiento (está muy claro en el vídeo que encabeza estas líneas). El circuito neural más maduro de niños pequeños requiere cuatro fases. Además de doblar y extender, dos fases adicionales ordenan otros aspectos del andar, como el decirle a los dedos del pie que se levanten del suelo antes de que la pierna empiece a doblarse. Este patrón de cuatro fases se vuelve más fuerte conforme los niños crecen.
Circuitos neurales sorprendentemente similares fueron también observados en ratas, gatos, monos y gallinas de Guinea. Estos resultados indican que tras la etapa de locomoción independiente en niños pequeños, el desarrollo humano parece divergir del de otros animales, quizá para acomodar los complejos movimientos del brazo como alcanzar alguna cosa o agarrar objetos. Aunque el andar erguido y bípedo distingue a los humanos del resto del reino animal y puede haber sido un evento crucial en la evolución humana, el estudio indica que la naturaleza no descartó el «viejo equipo» a favor de un diseño totalmente nuevo, sino que preservó algunos aspectos de la función motora.
**Publicado en "ABC"
Los científicos tienden a pensar en las interacciones neurales como circuitos eléctricos. De esta forma, las neuronas individuales utilizan señales eléctricas para comunicarse unas con otras, y grupos de neuronas interconectadas con diferentes funciones se envían información una a otra. Los científicos compararon la actividad eléctrica producida por 20 músculos óseos diferentes en recién nacidos (un bebé intentará caminar cuando es sostenido de pie y se le mueve a lo largo de una superficie) y en pequeños en edad preescolar.
-Órdenes a las piernas
Los autores descubrieron que en los recién nacidos, las neuronas de la médula espinal son activadas en dos fases: una fase ordena a las piernas doblarse y extenderse, y otra les pide que se alternen para moverse hacia adelante. Todos hemos visto a un bebé intentado caminar por primera vez y es fácil imaginar el movimiento (está muy claro en el vídeo que encabeza estas líneas). El circuito neural más maduro de niños pequeños requiere cuatro fases. Además de doblar y extender, dos fases adicionales ordenan otros aspectos del andar, como el decirle a los dedos del pie que se levanten del suelo antes de que la pierna empiece a doblarse. Este patrón de cuatro fases se vuelve más fuerte conforme los niños crecen.
Circuitos neurales sorprendentemente similares fueron también observados en ratas, gatos, monos y gallinas de Guinea. Estos resultados indican que tras la etapa de locomoción independiente en niños pequeños, el desarrollo humano parece divergir del de otros animales, quizá para acomodar los complejos movimientos del brazo como alcanzar alguna cosa o agarrar objetos. Aunque el andar erguido y bípedo distingue a los humanos del resto del reino animal y puede haber sido un evento crucial en la evolución humana, el estudio indica que la naturaleza no descartó el «viejo equipo» a favor de un diseño totalmente nuevo, sino que preservó algunos aspectos de la función motora.
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