Revista Salud y Bienestar
Uno de cada tres hogares que atendió el año pasado la Obra Social La Caixa a través de su programa de ayuda a la infancia tuvieron que prescindir de los medicamentos que necesitaban por no poder afrontar el gasto. Además, el cabeza de familia era un parado de larga duración (37%) y en el 33% de los casos la familia vivía en condiciones de hacinamiento —menos de tres metros cuadrados por persona—.
Estas son algunas de las principales conclusiones que se desprenden de un estudio realizado por la Fundación Foessa sobre el impacto del programa de ayudas «Caixa Proinfancia», que desde 2007 ha atendido a más de 172.000 niños y 99.000 familias en once ciudades de España.
Si bien el informe se circunscribe a los beneficiarios de este proyecto concreto, los datos sirven para tomar el pulso a la pobreza en España. Entre los aspectos más preocupantes destacados ayer por el coordinador del Equipo de Estudios de la Fundación Foessa, Francisco Lorenzo, figura el elevado índice de exclusión económica que sufren las familias atendidas. En un 42% de los casos padecen una pobreza severa —es decir, que viven de media con menos de 4.000 euros al año— y con un cúmulo de factores que elevan los riesgos de marginación social, como la falta de empleo o un trabajo precario del principal sustentador del hogar, el hacinamiento, las dificultades para seguir tratamientos médicos o tener una dieta adecuada (48%).
Además, la mitad de los hogares en situación de exclusión severa (29.000 familias) han pasado hambre frecuentemente en los últimos diez años o lo están pasando ahora. «Para resolver estas situaciones es necesario trabajar desde la doble lógica: integración social y nivel de pobreza», aseguró Lorenzo. Una idea compartida por el subdirector general de Familia, Infancia y Voluntariado del Ayuntamiento de Madrid, Juan Manuel Camacho, quien aseguró que «los estudios elaborados en el Ayuntamiento de Madrid nos enseñan que la incidencia de la pobreza entre la población infantil es muy superior a la de la población adulta en general por lo que la clave está en atajar el problema con un enfoque integral».
-Poca formación
El estudio también confirma que los niños que viven en familias monoparentales, numerosas o en la que alguno de sus miembros es inmigrante extracomunitario se convierten en un colectivo especialmente vulnerable sobre todo en estos tiempos de crisis económica. De hecho, el 48% de las familias que recibieron ayuda el año pasado tenía entre sus miembros un extranjero; el 40% era una familia numerosa y en el 37% de los casos era un hogar monoparental sostenido económicamente sobre todo por la madre.
En términos generales, el perfil de formación y empleo de los hogares en el que viven los menores que atiende «CaixaProinfancia» es el de un cabeza de familia que tiene entre 33 y 44 años de edad (68%) y en la mitad de los casos es de origen inmigrante, precisamente el grupo más afectado por la crisis económica subrayó Lorenzo. Además, este cabeza de familia no ha cursado más allá de la Educación Secundaria Obligatoria (68%) y en cuatro de cada diez casos se encuentra buscando empleo.
Sobre este asunto el informe destaca que en el 37 de las familias atendidas el sustentador principal es un parado de larga duración; en un 37 tienen a alguien desempeñando un empleo irregular (sin contrato y en condiciones precarias) y en el 31% el hogar no cuenta con ningún miembro ocupado o con prestaciones contributivas.
-Destrucción de empleo
Según explicó Lorenzo, «en el año 2006 España tenía tres millones de trabajadores pobres», es decir, un 11% de sus activos en el mercado laboral en situación de «precariedad», y «la destrucción de estos empleos ha tenido un impacto muy importante» tanto en las familias en general, como en los niños en particular. La inmensa mayoría de las familias integradas en el programa han recibido apoyo educativo para los menores, ayuda para la compra de alimentos y medicamentos y asesoramiento en materias como búsqueda de empleo, uno de los parámetros que más afecta a la situación familiar. Según los resultados del informe presentado ayer, estas ayudas han logrado reducir en un 10% la pobreza severa de los beneficiarios.
**Publicado en "VOCENTO"
Estas son algunas de las principales conclusiones que se desprenden de un estudio realizado por la Fundación Foessa sobre el impacto del programa de ayudas «Caixa Proinfancia», que desde 2007 ha atendido a más de 172.000 niños y 99.000 familias en once ciudades de España.
Si bien el informe se circunscribe a los beneficiarios de este proyecto concreto, los datos sirven para tomar el pulso a la pobreza en España. Entre los aspectos más preocupantes destacados ayer por el coordinador del Equipo de Estudios de la Fundación Foessa, Francisco Lorenzo, figura el elevado índice de exclusión económica que sufren las familias atendidas. En un 42% de los casos padecen una pobreza severa —es decir, que viven de media con menos de 4.000 euros al año— y con un cúmulo de factores que elevan los riesgos de marginación social, como la falta de empleo o un trabajo precario del principal sustentador del hogar, el hacinamiento, las dificultades para seguir tratamientos médicos o tener una dieta adecuada (48%).
Además, la mitad de los hogares en situación de exclusión severa (29.000 familias) han pasado hambre frecuentemente en los últimos diez años o lo están pasando ahora. «Para resolver estas situaciones es necesario trabajar desde la doble lógica: integración social y nivel de pobreza», aseguró Lorenzo. Una idea compartida por el subdirector general de Familia, Infancia y Voluntariado del Ayuntamiento de Madrid, Juan Manuel Camacho, quien aseguró que «los estudios elaborados en el Ayuntamiento de Madrid nos enseñan que la incidencia de la pobreza entre la población infantil es muy superior a la de la población adulta en general por lo que la clave está en atajar el problema con un enfoque integral».
-Poca formación
El estudio también confirma que los niños que viven en familias monoparentales, numerosas o en la que alguno de sus miembros es inmigrante extracomunitario se convierten en un colectivo especialmente vulnerable sobre todo en estos tiempos de crisis económica. De hecho, el 48% de las familias que recibieron ayuda el año pasado tenía entre sus miembros un extranjero; el 40% era una familia numerosa y en el 37% de los casos era un hogar monoparental sostenido económicamente sobre todo por la madre.
En términos generales, el perfil de formación y empleo de los hogares en el que viven los menores que atiende «CaixaProinfancia» es el de un cabeza de familia que tiene entre 33 y 44 años de edad (68%) y en la mitad de los casos es de origen inmigrante, precisamente el grupo más afectado por la crisis económica subrayó Lorenzo. Además, este cabeza de familia no ha cursado más allá de la Educación Secundaria Obligatoria (68%) y en cuatro de cada diez casos se encuentra buscando empleo.
Sobre este asunto el informe destaca que en el 37 de las familias atendidas el sustentador principal es un parado de larga duración; en un 37 tienen a alguien desempeñando un empleo irregular (sin contrato y en condiciones precarias) y en el 31% el hogar no cuenta con ningún miembro ocupado o con prestaciones contributivas.
-Destrucción de empleo
Según explicó Lorenzo, «en el año 2006 España tenía tres millones de trabajadores pobres», es decir, un 11% de sus activos en el mercado laboral en situación de «precariedad», y «la destrucción de estos empleos ha tenido un impacto muy importante» tanto en las familias en general, como en los niños en particular. La inmensa mayoría de las familias integradas en el programa han recibido apoyo educativo para los menores, ayuda para la compra de alimentos y medicamentos y asesoramiento en materias como búsqueda de empleo, uno de los parámetros que más afecta a la situación familiar. Según los resultados del informe presentado ayer, estas ayudas han logrado reducir en un 10% la pobreza severa de los beneficiarios.
**Publicado en "VOCENTO"
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