Con la llegada del rey Alfonso X, ya en el siglo XIII, comenzó la segunda etapa. Alfonso X fue un rey polifacético que desarrolló una extraordinaria labor como protector de las ciencias y de las artes durante su reinado (1252-1284). No sólo promovió la realización de traducciones sino que participó activamente en la redacción y compilación de obras muy variadas.
El monarca castellano seleccionaba al equipo de redactores, orientaba el trabajo, discutía su contenido y hacía una completa revisión final del manuscrito.
Bajo su reinado la Escuela alcanzó su cénit. El Rey Sabio sustentó su política cultural en la piedra angular de las traducciones, que, centradas fundamentalmente en la astrología y la astronomía, se extendieron asimismo al Corán, el Talmud y la Cábala. Aunque también se tradujo al latín e incluso al francés, la labor estaba concebida siguiendo un plan sistemático de versión al romance castellano de un inmenso caudal de originales.
Gracias al mecenazgo de Alfonso X, la Escuela de Traductores de Toledo conoció durante la segunda mitad del siglo XIII un nuevo período de esplendor. Amante del didactismo, el nuevo mecenas real deseaba por encima de todo poner las traducciones al alcance del vulgo. Con tal fin, potenció la realización de versiones en lengua romance, lo que contribuyó a la consolidación del castellano como lengua científica, a su triunfo literario y a una secularización de la cultura, al desvincular la idea del saber de la lengua latina.
Con Alfonso X los traductores originarios de Toledo fueron cada vez más numerosos. Los judíos destacaban sobre los cristianos y entre los temas abordados ya no dominaban los filosóficos, sino los astronómicos, astrológicos, físicos y matemáticos. Durante este período sobresalieron las figuras de Álvaro de Oviedo, Judá Ben Mosa Ha-Kohen, Isaac Ibn Cid, Abraham Alfaquí y Samuel Ha-Leví Abulafia. El método de trabajo utilizado hasta entonces en la Escuela de Traductores evolucionó. Junto a la fórmula de dos traductores (uno conocedor de la lengua árabe y otro de la lengua a la que se hacía versión) apareció la figura del traductor único, conocedor de varias lenguas. Tareas nuevas son las de enmendador, capitulador y glosador, encargados de revisar y completar la labor de los traductores, enriqueciendo con sus aportaciones la obra original.
Entre las obras traducidas durante el periodo alfonsí se encuentran el Libro conplido de iudiciis astrologiae, de Ali Aben Ragel, considerado la mejor síntesis de astrología grecoárabe; el Libro de la açafeha de Azarquiel (Al-Zarqali, s. XI); los tres Libros de las estrellas de la ochava esfera, de un original caldeo; el Tetrabiblion de Ptolomeo; y el Lapidario, un tratado sobre las propiedades de las piedras preciosas. Asimismo, se escribieron a instancias del rey obras originales, como las Tablas Alfonsíes para el cálculo astronómico.
Compuestas por los traductores basándose en las Toledanas de un siglo antes y calculadas también según el meridiano de Toledo, las Tablas Alfonsíesestán consideradas el mayor logro del mecenazgo regio y una referencia indiscutible en la historia de la astronomía. En otras disciplinas destacan los tratados técnicos (como los distintos Libros del relogio, sobre la construcción de relojes, o los Libros del ajedrez, dados y tablas) y las obras literarias, no por escasas menos importantes, por ejemplo, el Calila e Dimna, versión árabe de una colección persa del s.VIII, que se convertiría en un clásico de la fabulística europea.
La crítica tradicional hace coincidir el fin de la Escuela de Traductores de Toledo con la desaparición de la figura de Alfonso X. Sin embargo, esta idea está en proceso de revisión. La documentación conservada demuestra la continuidad de la labor traductora en Toledo: entre los siglos XIV y XVI nuevas traducciones se añadieron al caudal anterior, en tanto que se revisaron las antiguas de tratados filosóficos para depurarlas de los errores que el sistema de doble traducción había originado en los siglos precedentes.
Fuente: http://www.webislam.com/articulos/65465-la_escuela_de_traductores_de_toledo_presente_pasado_y_futuro.html
Revista Cultura y Ocio
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