Revista Libros

Segunda parte de Trafalgar (capítulos VIII - XII)

Publicado el 15 octubre 2012 por Isi

Os recuerdo, a todo aquel que esté leyendo esto, que hemos organizado una lectura conjunta de la obra Trafalgar (Benito Pérez Galdós) y que estamos comentando las diferentes partes del libro. Puede participar todo aquel que quiera y que ya haya leído la novela, pero que tenga cuidado de no adelantar acontecimientos más allá del capítulo XII. Y para los que no lo han leído, avisamos de que hay spoilers que os pueden fastidiar la lectura.

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Empezaré diciendo que ninguna de mis predicciones se ha cumplido: ni doña Francisca apareció para poner orden en este sinsentido (por cierto, qué será de esta mujer, ¿les dará por muertos?), ni apareció ningún personaje con dos dedos de frente que impidiera a un señor de 70 años subirse al barco.

Con lo cual, allá fueron nuestros protagonistas, embarcando el el mayor navío construido hasta la época, el Santísima Trinidad. Yo ni siquiera me puedo imaginar un barco de esas características de la época, con una tripulación de 1500 hombres y que encima puedan arreglárselas para navegar a merced del viento. Impresionante.

Temí mucho por la vida de Marcial y don Alonso; no por la de Gabriel que, después de todo, es el que nos tiene que narrar un montón de libros, jeje, y me alegré de que no sufiéramos más bajas que la del pie de madera de Marcial. Ya poco más hubiera podido perder ese hombre… En cuanto a la batalla, no sé vosotros, pero yo no me perdí ni un ápice, gracias al esquema de los barcos (mi edición aporta otros dos, con lo que queda clarísimo), que ayuda al lector a situarse con la flota.

Hubo dos cosas que me llamaron muchísimo la atención: la primera fue ese sentimiento patriótico de Gabriel -y sospecho que del resto de los marineros- previo al primer cañonazo. El que hubiera pensado que de repente era el salvador de España, el que dará la vida para que las gentes que ha dejado en tierra disfruten de una existencia pacífica y no tengan que sufrir los ataques del enemigo, la pérdida de familiares, etc. Luego hará otras reflexiones sobre la guerra que anularán en cierta manera estas anteriores, porque Gabrielillo va madurando, pero eso corresponde ya a otro capítulo. Y lo segundo que llama la atención es la educación de los ingleses captores, una vez rendida la Trinidad, que les trataron con la máxima cordialidad, ¿no creéis? Yo, sinceramente, creo que los españoles se hubieran comportado de otra manera: torturando a los vencidos, como mínimo. Aunque cierto es que todavía queda mucha novela por delante y muchos sobresaltos…

Y finalmente, muy a nuestro pesar, asistimos al hundimiento del mayor barco jamás constuido, el símbolo de nuestra caída, del fin de la dominación marítima…. Y así, viendo cómo se hunde el Santísima Trinidad, nuestros protagonistas viajan como prisioneros hacia las costas de Gibraltar. ¿Qué suerte correrán?


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