Ya tenía yo ganas de que llegara la segunda visita con la matrona. No es que me preocupara nada en especial, simplemente esta mujer me ha dado mucha confianza y sabía que iba a darme mucha información, las fechas de mis próximas pruebas y, sobre todo, que me iba a dejar muy tranquila. La matrona retrasó mi visita porque estaba haciendo un curso de formación (lejos de molestarme, me causa buena impresión que a su edad y con su experiencia siga formándose, es indicio de profesionalidad) y a cambio nos hizo el favor de recibirnos fuera de su horario habitual de visita, ya que no le quedaban horas disponibles que coincidieran con el tiempo libre de mi marido, al que no dejan salir del trabajo para este tipo de pruebas.
Después de eso, me tomó la tensión (perfecta, 9 – 6) y me pesó. No le preocupa que aún no haya ganado peso, especialmente al comentarle yo que gracias a su dieta he regulado mi estreñimiento y reducido la ingesta diaria de aceite de oliva. Dice que a partir de ahora sí debería ganar algo de peso, pero sin agobiarnos: lo iremos viendo poco a poco.
Después me hizo tumbarme en la camilla para hacerme un doppler y comprobar el latido del corazón del bebé. Tras un buen rato de ruidos extraños, empezamos a escuchar su latido, fuerte y rápido. Fue un momento muy emocionante, aunque nos sorprendió lo rápido que sonaba, ¡como si acabase de correrse una maratón! No hacía más que moverse, de manera que la matrona perdía el latido y tenía que volver a buscarlo muy a menudo. Nos confirmó que todo estaba bien, nos permitió unos segunditos para darnos la mano emocionados y me dijo que podía levantarme.
Después de eso repasó con nosotros las normas de alimentación, nos dio consejos para posibles efectos secundarios en esta etapa del embarazo, nos mandó el segundo o’Sullivan y un urocultivo para la semana 24 y fijó también nuestra tercera visita con ella para la semana 24.
¡Ah! Aproveché para preguntarle por el complejo vitamínico comercial que nos había mandado el obstetra a partir de junio… y nos comentó que ella como matrona no puede contradecir al médico, que esas vitaminas no vienen mal a nadie… pero que con lo que me mande la médico de cabecera tengo cubiertas de sobra mis necesidades, y si surge algo más me mandarán lo que haga falta. A buen entendedor…
En fin, que como imaginaba salimos de la consulta de la matrona muy contentos y muy tranquilos. :)
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