A estas alturas del embarazo, debería haber ido a ver a la matrona alguna vez más, pero como en la ecografía de las 12 semanas ya me pesaron y me tomaron la tensión, no me dieron cita hasta un mes después, lo que quiere decir que tuve la visita con la matrona el lunes de la semana pasada, el 6 de julio (17 semanas de embarazo).
La matrona que me atendió no era la misma que tuve en la primera visita, pero era igual de amorosa. Debía tener mi edad, rubia, de ojos azules. En cierto modo me recordaba un poco a Marisol y a ese aire angelical que le daban en las películas.
Al entrar en la consulta, me dio un palito sobre el que tenía que hacer pipí. Era la primera vez que tenía que hacerlo, así que me lo explicó muy gráficamente despatarrándose y pasándose la tira entre las piernas mientras decía “el embarazo no es glamouroso, te mearás en la mano probablemente, ¡pero moja la tira entera!”.
Salí riéndome de la consulta y fui a mear la tira. No me meé encima, todo hay que decirlo, y al volver, me explicó que esa tira servía para ver si en la orina hay presencia de proteínas o algún otro indicio de infección. Todo estaba bien, al igual que mi tensión y mi peso.
Mientras yo hacía pis se había quedado revisando mi carnet de embarazada, por lo que se había estudiado mi caso. Enseguida me preguntó, en plan amiga de toda la vida, que cómo estaba, que le contase cómo me sentía.
Le hablé de algunos de mis síntomas, le conté mis miedos. Me dijo que después de una FIV era normal que tuviese miedo, pero que me sintiera como cualquier embarazada, que una vez conseguido, éramos todas iguales.
También me comentó que siempre veía el mismo patrón en pacientes de FIV. Un acojone mayor que en mujeres fértiles e incredulidad. Qué teníamos nuestros motivos, pero que no dejase que me impidiera disfrutar del embarazo.
Me dio los resultados del triple screening que no me dieron el día de la ecografía de 12 semanas:
– Riesgo de Síndrome de Down: 1/103188
– Riesgo de Síndrome de Edwards y Patau: <1/500000
Ella misma fue la que me remarcó que no era una prueba diagnóstica, sino estadística, y le comenté que ya estaba al día en este asunto.
Entonces fue cuando me dijo que intentaríamos escuchar a Bichito con el Doppler y que si le costaba encontrarle, que no me asustase, que cuando son tan pequeñitos cuesta un poco.
Me tumbé en la camilla y empezó a pasarme el Doppler por el bajo vientre. Durante 5 minutos solo se escuchaban ruidos extraños que ella me dijo que era el líquido amniótico, pues Bichito se debía estar moviendo un montón.
Y entonces lo encontró.
Me emocioné muchísimo al escucharle y ella al verme dijo super entusiasmada “grábalo y se lo mandas a tu marido!!!” y yo le contesté algo así como “no, si da igual” porque estaba con la lagrimita cayéndome y soltó “uy si! claro que si!”
Fue a por mi bolso y me dijo “saca el móvil que lo buscamos otra vez y lo grabas!!!” Total, entre risas saqué el móvil y preparé para grabar el audio. Esto fue lo que conseguí:
Se empieza escuchando bien y luego parece que acerco demasiado el móvil al altavoz y se oye un poquito peor, pero creo que es el sonido más hermoso que existe, ¿no creéis?
Volví a emocionarme y ya bajé de la camilla. Recogí mi carnet de embarazada y los resultados de los análisis, y como me dijo la matrona que hiciera, me dirigí a recepción para pedir que me pusieran en un curso de preparación al parto. ¡WOW!
Ya tengo la fecha de inicio, y es el 14 de octubre. Salí de mi CAP muy feliz con aquella visita, y maridín se volvió loco al recibir el audio. Hice bien en enviárselo, jeje.
De momento estoy muy contenta con las dos matronas que me han visitado. ¡Espero seguir teniendo esta suerte!
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