Hoy hemos comenzado con la presentación de las candidaturas a primer secretario. No soy un delegado típico, elegido por una agrupación territorial sino por la sectorial de ciberactivismo y ya de partida tenemos formas de trabajo y retorno distintos. Tal y como habíamos hablado en el plenario de la sectorial, ninguna de las candidaturas inspiraba a priori un consenso.
Todo comenzó con la retirada de candidatura de Ros. Que Ros retirara la candidatura no fué una sorpresa ya que twitter hervía con la noticia mientras él aún hacía el paripé. Algo indigno ya que si queremos conservar las formas Ros debería haberlo dicho en los primeros minutos de su intervención y no anunciarlo 30 minutos antes a la prensa. Eso no es creer en los órganos democráticos del partido. Ya sabemos que hay quien quiere seguir haciendo de los órganos del partido un teatrillo.
Consulté con alguno de mis compañeros de sectorial en el plenario, las respuestas no me eran satisfactorias. Ni Natius, ni Navarro representan la imagen renovación que tanto nos está pidiendo la sociedad.
Si ya Natius salía restado porqué Ros había anunciado antes a la prensa que a los delegados que se sumaba a su candidatura, la actitud de los supporters de Navarro obacionándole antes tan siquiera que ni votáramos, era una muestra de malas formas.
En este congreso no he venido mandatado hacia un candidato en concreto. Tanto Ros, como Navarro provocaban rechazos entre algunos miembros de la sectorial, y Natius ningún apoyo.
Francamente, no me he sentido convencido de votar ningún candidato y al final he optado por la opción más minoritaria de todas, la de la abstención (solo 14 delegados lo hemos hecho). Realmente no me arrepiento ya que la reacción del congreso con una sobreactuación en la obación final y tirando muy de consigna me lo ha confirmado. Estábamos ante un resultado bastante trabajado al viejo estilo y con un congreso bastante cerrado (algo que era de esperar, no me chupo el dedo), pero si algo tiene la sectorial de ciberactivismo es que ha de aportar un valor de entender la política de forma distinta.
Por otro lado, ha sido la jornada de trabajo en comisión. En la comisión 5 hemos formado un pequeño núcleo de activistas en red.
El conjunto de enmiendas que hemos presentado a la parte de estatutos ha tenido un paso airoso. Por un lado la que recogía el impulso de sobre recopilación de reglamentos fue transaccionada, por otro lado la de limitación de mandatos y acumulación de cargos también ha sido transaccionada con un articulado ya existente en los estatutos pero que ahora regula las excepciones. A partir de ahora si se repiten más de 3 mandatos tanto en cargos orgánicos como institucionales se ha de dar parte en el Consell Nacional y esté dirimirá las excepciones si están argumentadas y justificadas. Hasta hoy las excepciones simplemente se toleraban y ningún militante podía alegar a ningún ámbito si alguien se apalancaba. Ahora al menos, podrá exigir que se presenten en el Consell Nacional.
En la parte de organización solo puedo definirlo de desastroso. Todo el paquete que presentamos del 2.0 ha sido enviado a la comisión 2 donde no teníamos a nadie avisado de que las defendiera (a esta hora no sé como ha quedado), y además conceptualmente es un error. Es considerar que el trabajo con militantes y como partido en la red es algo de “modelo tecnológico y social” en lugar de como trabajar organizativamente. En un símil, es como si hablar como organizar las sedes del partido fuera enviado a la comisión de urbanismo o vivienda. La actitud del ponente, Rangel no ha sido realmente muy abierta. A pesar de ello, el debate era ya a última hora y no he querido ponerlo a votación ya que el texto original que había en la ponencia, redactado por Jordina con aportaciones de Donaire ya era digno.
Por ello, el voto final para el dictamen de estatutos lo he votado favorablemente (y si me hubieran pedido nota, le hubiera puesto un Excelente al ponente, David Pérez) y el de organización me he abstenido.