Revista Comunicación
Leo que Elena Salgado acaba de decir que España no llegará a los cinco millones de parados. «Seguro que no», respondió la vicepresidenta segunda al ser preguntada por las consecuencias que tendrá el plan de ajuste del Gobierno. Lo primero que pensé: «¿Seguro que no? Y ella qué sabrá. En qué se basa para tanta firmeza». Salta a la vista que pronto o tarde llegaremos a esa preocupante y sonrojante cifra. Según la EPA --que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que utiliza una metodología distinta al paro registrado por el Ministerio de Trabajo-- el número de desempleados se situó al cierre del primer trimestre en 4.612.700 personas, lo que eleva la tasa de desempleo al 20,05%. Es decir, más del doble que la media europea (9,9%). Viendo la vergonzante evolución de nuestras cifras cabrea ese «seguro que no» de la vicepresidenta. ¿Esta mujer no piensa que la congelación de las pensiones y la bajada del sueldo a los funcionarios va a causar otro descenso en el consumo y por tanto habrá menos ventas, es decir más paro? ¿Esta señora no se da cuenta de que bloquear casi toda la obra pública va a mandar a miles de españolitos a las colas del INEM? Por supuesto que no tiene que pregonar a los cuatro vientos que es probable llegar a esa cifra de paro, pero tampoco tiene que ser tajante en algo en lo que sencillamente nadie, absolutamente nadie, tiene puñetera idea de lo que va a pasar. Aunque bueno, mirando a su jefe Zapatero --que se contradice cada 48 horas y ha destrozado todo su discurso social esta semana-- y mirándola a ella --que nos vendió hace un año la estupidez de los brotes verdes-- pues no debería extrañar tanta tomadura de pelo.