Ahora sí, los dojos han cerrado, apenas queda alguna cita suelta del kendotour y en general nuestras familias han entrado en ese mes del año en que nos dicen OYE, YA VALE, PESAO. Al contrario que desesperarnos por no tener clases de kendo en las próximas cuatro o seis semanas, quizá deberíamos reflexionar un poco sobre la necesidad de descansar.
1.- La falta de descanso es uno de los factores más altos de lesión en los deportistas amateur.
Hay pocas frases menos afortunadas en artes marciales que esa de mientras descansas, tu enemigo entrena. O sea, que donde los profesionales tienen un preparador que les dice lo mismo que nuestra familia nosotros no lo tenemos, y compensamos fallos con más entrenamiento.
Al final te vas a hacer daño
Para obtener buenos resultados en cualquier deporte (y el kendo tiene mucho de deporte aunque alguno no quiera oírlo) es necesario entrenar a tope… pero planificando bien. Los especialistas en Medicina del Deporte y tres o cuatro páginas que hemos pillado por ahí aconsejan descansar al menos un día a la semana y un mes al año: la Academia Americana de Pediatría recomienda dos días de descanso a la semana, y dos o tres meses de vacaciones, para niños y adolescentes.
En el tiempo de descanso podemos y debemos acondicionar nuestro cuerpo: el último punto de este post se lo dedicamos al descnaso activo. Pero vamos, que no nos va a pasar nada por no hacer kendo cuatro semanas al año.
2.- Tu cuñado el cortisol.
Llaman al cortisol “la hormona del estrés”. Se produce de forma natural en las glándulas suprarrenales como respuesta al estrés muscular: una de sus funciones es incrementar los niveles de glucosa en sangre y aumentar así la disposición de energía cuando entrenamos. Si no descansamos, nuestro cuerpo sigue produciendo cortisol y nuestros músculos no se recuperan: incluso puedes acabar perdiendo masa muscular. El descanso, sobre todo llevar constancia en las horas de sueño, es el momento en que el organismo reduce la cantidad de cortisol.
3.- El entrenamiento mejora con el descanso, y no al revés.
Si aprendemos a descansar correctamente nuestro entrenamiento mejorará. No sólo en lo tocante al rendimiento físico sino también el psicológico: al esfuerzo tenemos que añadir las pesadillas, las técnicas que no nos salen, el calendario de competiciones y exámenes de grado. Todo eso repercute en nuestro trabajo.
El dr. Selye, muy relajado
Esto lo estudió el descubridor del estrés, Hans Selye, ya en 1946: el exceso de estímulos acaba por degradar nuestra respuesta. Te vuelves más lento, te cuesta más mejorar una técnica concreta, llega la desmotivación y detrás de ella las lesiones. Ahí has entrado ya en el territorio del sobreentrenamiento: la mayoría de artistas marciales lo sufrimos antes en la cabeza que en los pies.
4.- El descanso, como el entrenamiento, tiene su rutina.
Igual que planificamos la calidad de nuestras clases de kendo y procuramos equilibrar técnica y físico, el descanso es mucho más que tirarse a la bartola. Las vacaciones son un buen momento para adquirir hábitos que podamos incorporar durante la temporada. Los dos últimos puntos pueden servirte para empezar:
5.- Tu amiga la siesta.
En general poca gente duerme bien. O al menos poca gente duerme las ocho horas de rigor. Al cabo del tiempo eso pasa factura en el kendo: sobre todo porque durante la temporada sacamos tiempo para entrenar después del trabajo o las clases, y nuestros horarios no son todo lo saludables que quisiéramos. Ahora es el momento de aprovechar los cambios de jornada o las vacaciones para recuperar sueño.
Para los que no disfrutan de la siesta, están las técnicas de relajación y meditación: eso que haces como que te concentras mucho al final de la clase pero estás pensando en la excusita que vas a poner para prolongar las cervezas. ¿Qué tal si te sientas en mokuso cinco minutos antes de cenar?
Parece una tontería, pero te enseña a respirar
6.- Técnicas de descanso activo.
Se llama descanso activo al reposo de nuestra actividad alternando con ejercicios de bajo rendimiento: los especialistas recomiendan especialmente actividades al aire libre. Aunque alguna vez ya hemos hablado de crosstraining, en este caso se trata de descansar haciendo algo, que también tocamos a principios de verano. Estiramientos, natación, coger la bici, alterar incluso las rutinas de físico…
Como veis, una vez más trabajar con el cuerpo pero dejando a la mente tranquila. Además, adaptar el organismo a condiciones diferentes o medios diferentes como el agua mejora la capacidad de respuesta a los estímulos. Y por último, seguro que todos tenéis ya vuestro fisioterapeuta o quiromasajista de confianza: aprovechad para visitarle y no le dejéis sólo para el verano.
Y total, antes de lo que tardais en leer esto vamos a estar dándonos bambú…