11 octubre 2014 por Carlos Padilla
Recreación ficticia de la muerte del pobre Excálibur.
Ni se te ocurra escribir un artículo crítico con el veganismo. Como te atrevas a decir en Facebook que no hay proteínas como las que aporta la carne o que te encanta el lomo alto en su punto, con un poco de sangre en la que mojar las papas fritas, te crujirán de mala manera ipso facto. Hace no mucho tiempo, mi padre puso en su biografía la foto de un pulpo guisado que se comió en no sé donde y le cayeron arriba de inmediato. Los omnívoros, hoy por hoy, no vivimos tranquilos.
Manifestación pro Excálibur y titulares morbosos.
En una cafetería de Bajamar, el otro día, un vegano increpaba a un niño que entró a pedir croquetas para que recomendara a su padre no comerlas de bogavante, sino de brocoli. Una cosa de locos. Lo peor es que se sienten héroes, apóstoles de una especie de religión que acabará siendo global y nos salvará a todos. Joder, si aquí no se va a salvar nadie, comas o no bistecs. Yo creo que el veganismo es dañino para la humanidad. En fin, mejor me callo que si no me van a crucificar públicamente.
Hablemos de un tema de actualidad pero trivial, para desengrasar. Como Excálibur, el perro mártir del animalismo. El ébola ha matado como mínimo a 4.000 personas en siete países, la mayor parte en África, y ni siquiera hoy pestañeamos al ver sus cadáveres en la tele. 4.000 humanos, que se dice pronto. Pero salimos a la calle por un perro. No por su familia humana, también afectada por la enfermedad y quizás condenada a la muerte, sino por él. No por las negligencias y el ridículo del gobierno de una nación, no. Por un perro. Quiero a los animales, los amo, pero a veces me pregunto si es que todos estamos infectados por toxoplasma y nos hemos vuelto imbéciles. Querido lector o lectora: no mueves un dedo cuando la gente palma a 6.000 kilómetros de casa. ¿Por qué es distinto ahora?
Ya me enredé otra vez. Mejor comentemos algo hiperlocal, libre de cargas. Como el nuevo charco que le han hecho a los patos de mi pueblo, La Laguna. Los han trasladado de una fonda inmunda a una suerte de hotel cinco estrellas, con parasoles y unos remozados a lo Lago Martiánez. Aquí, la noticia de la inauguración oficial en la página web del Ayuntamiento de La Laguna: “Los operarios del área de Parques y Jardines han realizado la suelta de seis patos en este recinto de nueva construcción”.
La noticia de la inauguración en aytolalaguna.com.
Vamos a contar a los patos: un pato, dos patos, tres patos, cuatro patos, cinco patos, se… ¡Oh, wait!