Revista Libros
Seis sospechosos es una novela ingeniosa que mezcla muy bien lo divertido con la realidad de fondo, que es la India, su sociedad y corrupción política.
Estamos ante todo ante una novela, ya digo, muy divertida, porque en ella se persigue aparentemente resolver un asesinato, que ha captado la atención de todos, en un país donde el crimen es algo con lo que se convive, al fin y al cabo dice el escritor, que cada 16 minutos existe uno, y la mayoría de los cuales quedan sin resolver.
Pero este crimen es otra cosa, es el asesinato de un poderoso, odiado por la opinión pública, de esos que pasan con descaro de puntillas por encima de todo el sistema legal, haciendo y deshaciendo a su antojo, con total impunidad, ante los ojos desesperanzados de la población que se refugia en la apatía, y en series absurdas de televisión.
El detective, será en realidad un periodista comprometido, que como un Emilio Zola en 'Yo acuso' tiene su propia cruzada: combatir la corrupción política y despertar a la sociedad para que reaccione, para impedir que estos individuos tengan cabida. Y ésta es la parte más seria y de fondo de la novela, que en la inteligencia del escritor, te darás cuenta, pero sin dejar de sonreír.
El periodista comprometido nos irá mostrando a los sospechosos, avisándonos con una frase del libro 'El proceso' de Kafka, como si de una 'pancarta' se tratara, en la que dice :
“los acusados son siempre lo más interesante” .Y desde luego, así será … aunque en parte.
Seis son los sospechosos, ya lo dice el título del libro, y con ellos, el escritor hace un repaso y una puesta en escena de la India de hoy.
Ya no vamos a ver sólo la India de las vacas sagradas, ríos sagrados, espirtual por antonomasia, con multitud de edificios monumentales e históricos y que recuerda el exotismo de los maharajás, etc, etc.
No, la India de hoy, en la que el cumplimiento de las leyes y el día-a-día todavía están por encontrarse.
El escritor nos cuenta de la dificultad de prosperar para las clases bajas; la mezcla de espiritualidad y realidad existente consumista y material; los efectos abandonados de tragedias como la de la fuga del gas veneoso en Bhopal (Dominique Lapierre escribió una novela sobre este suceso) ; el desprecio hacia la pobreza no sólo del mismo rico, sino lo que es peor, de los pobres hacia los más pobres; también de la India monumental y el glamouroso mundo del cine hindi (la verdad que es divertido); Pero sobre todo, el tema estrella: el funcionamiento de la corrupción del poder, donde asistiremos a cómo se tejen las redes por las que líderes espirituales, policía, empresarios, medios de comunicación, y políticos, se intercambian favores.
De los sospechosos quizás el que más me ha divertido ha sido el burócrata que alterna su propia personalidad con otras almas imperecederas que se le alojan, como la supuesta alma de Gandhi, el padre de la India. Las situaciones que se crean son muy divertidas.
Aunque probablemente el sospechoso más importante sea Eketi, el aborigen "el último de una raza que se extingue""Al principio quedó deslumbrado por el brillo de nuestra civilización, embelesado por las seductoras trampas de la modernización, pero pronto atisbó, a través del relumbrón de nuestras vidas, la oscuridad que anida en nuestras ciudades y en nuestros corazones"
Y como estamos en la India, no puede faltar Bollywood y sus éxitos, algunos cada vez, más ya internacionales. Dice el escritor que una de las tramas recurrentes en estas películas es la niña rica que se enamora del niño pobre. Aviso: aquí también tendremos una historia así.
Me despido, con una canción que cuando suena en los antros de moda de 'la gente de bien' de la novela, los ánimos se levantan, y todos salen a bailar o bien a chillar. Es de una película hindi que se llama 'Dhoom 2' (a mí me gusta más que Torrente …) Helo aquí:
Por último, una película a ver, a la que se hace referencia en el libro: