Selena Gómez no quiere oír hablar de Justin Bieber. Esa es la primera negativa a la que se enfrentaba el periodista que asistiese a la rueda de prensa de la película Spring Breakers
el pasado jueves en Madrid. Nada de preguntarle por el cantante, su ex,
a la niña más Disney de todas que, junto con otra abanderada de la
compañía, Vanessa Hudgens, se pasa al lado oscuro con esta película del
irreverente Harmony Korine, el alucinógeno viaje de cuatro jóvenes que
se van de vacaciones y descubren el tráfico de drogas y el crimen de la
mano de un narco encarnado por James Franco. Nada impide a Gómez ser una
auténtica profesional, ni siquiera cuando se hace un pequeño corte en
el dedo y le tienen que dejar una tirita en mitad de su encuentro con
los periodistas.
“Mi agente me llamó y me
dijeron que Harmony era un director increíble. Desde ese momento, no
tuve ninguna duda a la hora de aceptar. Tuve una inclinación natural
hacia el personaje”, asegura Selena Gómez a Vanitatis, a la vez que piensa que los fans que la siguen en series televisivas como Los Magos de Wiverly Place
no se van a quedar tan alucinados ante una historia que difiere
bastante de la ingenuidad Disney. “De todas formas eso es algo que
nosotras no podemos controlar”, dice Hudgens acerca de lo que esos
admiradores que las siguen a dondequiera que vayan puedan pensar al ver Spring Breakers. Las dos, junto a Ashley Benson y Rachel Korine, se pasan media película en bañador, enganchadas a un universo de drogas, prostitución y delincuencia.
Y prueba de que sus fans se comportan como auténticos ‘groupies’ es
que, a pesar del día de lluvia de este jueves, muchos esperan en la
puerta del Hotel Villamagna de Madrid donde se celebra la rueda de
prensa.
¿Se atreverá Selena Gómez a volver a
las producciones infantiles después de protagonizar ese tipo de escenas
de alto voltaje? ¿No supondría una especie de retroceso volver a la
ingenuidad perdidda? “No, de hecho sigo grabando Los magos de Wiverly Place. Estamos
conociendo diferentes clases de personas en este trabajo continuamente,
así que no vería un retroceso seguir haciendo un tipo de cine más
infantil” asegura con convicción.
Y
esta oportunidad para “diversificar” su trabajo y “crecer” como actriz
le ha encantado a su familia aunque pueda parecer lo contrario. Sin
embargo, entre esos allegados no incluye a Justin Bieber, del que no
dice ni “mu” y con el que estuvo unida sentimentalmente hasta hace muy
poco. Hasta en eso parece ser políticamente correcta. De chica mala
parece tener bastante poco. Vestida impecablemente parece conservar la
cauta inocencia que la ha hecho famosa. Poco tiene que ver también
Vanessa Hudgens con su procaz personaje en esta película. Ella prefiere
quedarse en casa antes que provocar cualquier tipo de salida nocturna
conducente a problemas: “No me siento identificada con el personaje
porque intento alejarme de los problemas y no buscarlos. Ella es de salir y yo prefiero quedarme en casa y leer un libro”, asegura.
Tanto
una como la otra tampoco se ven muy tentadas de tener un giro radical
en sus vidas o en sus carreras cuando se imaginan a sí mismas dentro de
una década. “Me imagino siendo feliz con la gente que quiero y dedicándome a esto qué es lo que me gusta” es
la respuesta obvia de ambas. Encantadas están también de haber
trabajado con James Franco, que demostró su calidad como actor a la vez
que las arropó a las cuatro. “Es un genio. No hubo ningún ensayo previo
con él así que cuando lo vemos en la primera escena fue cuando lo vimos
por primera vez también caracterizado como su personaje. Fue muy
impactante para todas nosotras. Es un placer trabajar con él”, asegura
Ashley Benson.
Impactante es ver a estas
jóvenes como delincuentes enfundadas en leotardos rosas al ritmo del
‘Everytime’ de Britney Spears, momento bizarro donde los haya dentro de
una película que también se podría calificar con ese adjetivo. “Esa
canción (Everytime) lleva como diez años en el playlist de
Harmony. Lo mejor es que mete el tema en la película y no lo hace como
una burla”, asegura Rachel Korine, mujer del director y otra de las
cuatro protagonistas. El director, dueño y señor de esa escena y de toda
la película resultante, afirma tajante que cree que Spears es “una de las grandes filósofas de nuestro tiempo”.
El director tiene claro que no ha tenido que sufrir “ningún tipo de
exigencia más allá de las habituales de cualquier otra actriz” de las
jóvenes al ser tan populares. Y se muestra satisfecho de su resultado,
afirmando que por mucho que este recuerde a ciertos momentos del cine de
Danny Boyle, por ejemplo, él siempre trata de “aislarse de todo y
tratar de desarrollar mi propio estilo”.
Por ahora, el director de Gummo
y de películas que además de llevar la etiqueta de ‘independientes’
siempre han provocado auténticos maremágnums de polémica, es el
responsable de convertir a las candorosas niñas Disney del siglo XXI en auténticos sex symbols provocadores y dueños de una subversión que provocará el amor o el rechazo de sus fans. Solo el estreno de Spring Breakers
hará inclinarse la balanza hacia un lado u otro. Lo que está claro es
que a ellas, eso de ser chicas malas, les gusta bastante, aunque no
pasen de serlo en la ficción.
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