Tras el despegue que dio su carrera en los 70, David Bowie se ha codeado con multitud de personalidades influyentes de la época, coloridas y vanguardistas, para servirse de su inspiración o incluso para abrirles paso cuando su trayectoria parecía estancada, como fue el caso de Iggy Pop.
David Bowie descubrió artísticamente a Iggy, a quien desde siempre le ha gustado mucho eso de lucir torso, a principios de los 70, muy poco antes de empezar a ser conocido como Ziggy Stardust, el extraterrestre de pelo naranja, y con ello, dar el paso a la fama. Iggy Pop, maníaco salvaje y greñudo de pantalones ceñidos y camisetas inexistentes, tenía una personalidad abrasadora en el escenario y junto a The Stooges, en medio de la vorágine del glam rock, dio los primeros pasos de lo que sería el nuevo movimiento del punk.
A pesar de su tremendo potencial, en Reino Unido no parecía acabar de cuajar esta figura de rock garaje salvo en David Bowie, quien se llevó a Iggy y a unos reunidos Stooges en 1973 (después de un parón unos dos años antes) para grabar Raw Power. Aún así, la mezcla del disco, hecha por Tony DeFries, se hizo lejos del alcance de Iggy, quien editó en el 97 una versión sobre cómo debería haber sonado el disco. A lo Paul McCartney y Let it be. Fue entonces, después de Raw Power, cuando The Stooges desaparecieron, con el consecuente ingreso de Iggy en una clínica mental y drogas a punta pala.
En el 77, después de ser detenidos un año antes en Nueva York por tenencia de drogas y con la inauguración de la trilogía de Berlín a través de la creación de Low, David Bowie produce The Idiot y Lust for Life a Iggy Pop, acompañado de una gira conjunta con Blondie de teloneros. Toda la fiesta. Esto ocurrió durante su estancia en la capital alemana mientras vivían con el productor Brian Eno, compartiendo piso cual estudiantes. Según Paul McGuinness, mánager de U2, en el piso se oían cosas como “Has cogido mis calcetines, hijo de puta”. Yo habría esperado algo como “Devuélveme el gloss, he quedado con Mick Jagger” o “¿Alguien ha visto mis plataformas?”
En palabras de Angie Bowie, aquello fue “una luna de miel para David e Iggy” y es en esta época cuando surgió el ya casi dicho popular de que Bowie funcionaba a base de leche y cocaína. De todas formas, dentro de poco esta relación en la etapa berlinesa de Bowie y Pop será objeto de producción cinematográfica en una película que tendrá por nombre Lust for life (con sus nombres reales, no como en Velvet Goldmine, donde por cierto, Ewan McGregor se echa encima más purpurina que David Bowie y Marc Bolan juntos en toda su carrera).