Estoy delante del ordenador, mirando Facebook, como siempre, y me encuentro un precioso cartel de Duérmete Hannibal con una frase estupenda de Laura Gutman:
Como muchas sabéis, llevo ya algún tiempo acompañando mujeres, y algunos meses ya en que me atrevo a lucir con orgullo la etiqueta de “Doula”, así que esta frase de la Gutman me hizo esbozar una sonrisa, que nunca viene mal. Pero la sonrisa me duró poco, porque el primer comentario que veo en el muro de quien compartió la foto, fue “¿Qué es una Doula?”.
No sé, quizá llevo tanto tiempo viviéndolo, madurándolo y soñándolo, que me parece imposible que haya alguien en el mundo que no sepa lo que es una doula; tiendo a no darme cuenta de que mi mundo es más bien pequeñito.
El caso es que esta semana, desde el día 22 y hasta el 28 de marzo, se celebra el Semana Mundial de la Doula. Si me paro a pensar, a reflexionar sobre ello, me doy cuenta de que las Semanas Mundiales, los Días Internacionales… son fechas atribuidas a causas o colectivos importantes pero que carecen de visibilidad, y necesitan ser reivindicados. Y ahí estamos las Doulas: un colectivo que es importante por la labor que realiza, pero que carece de visibilidad, y que por supuesto, bajo mi punto de vista, necesita ser reivindicado.
Pero las doulas tenemos un problema propio, endógeno: a pesar de no ser muchas, y hablo del caso español, no estamos lo que se dice bien avenidas. Porque, y vuelvo a repetir, a pesar de no ser muchas, hay multitud de asociaciones que ofrecen formación, multitud de maneras diferentes de ver y sentir el oficio de doula; y como buenas españolas, parece que nos preocupa más aquello que nos separa que lo que realmente nos une.
Por eso, hace un par de meses se me ocurrió empezar un proyecto, que soy consciente de que es algo a largo plazo, una carrera de fondo que comienza apenas ahora, para intentar unir asociaciones, doulas y asesoras de maternidad que ofrecen su oficio y saber hacer en nuestro país. El proyecto se llama Doulas y Comadres y ya ha empezado a ser un poquito menos mío y más de otras mujeres, lo cual es todo un éxito. Desde él, tratamos de seguir la actualidad de las doulas y empezar a dar un pasito para ponernos de acuerdo en lo básico.
Pues uniendo este proyecto y la Semana Mundial de la Doula, me encuentro, porque una de las maravillosas mujeres que ya está dentro de las Doulas y Comadres me lo pasa, con la web oficial de la Semana Mundial de la Doula, una guía fantástica de cómo enseñar a la sociedad qué es lo que nos une, y por qué hay que reivindicarnos para todas las mujeres.
Para saber qué es lo que nos une, yo creo que podemos hacer un barrido a las distintas definiciones de Doula que nos podemos encontrar en todas las asociaciones y lugares donde se ofrecen y forman doulas. A mi me gusta esta de Duérmete Hannibal, y además pues seguimos con el tema del comienzo:
“Doula” (se pronuncia “dula”) proviene del griego y significa “mujer que sirve” o “esclava de la mujer” y era antiguamente una mujer que, habiendo vivido sus propios partos, se ponía al servicio de otra mujer que iba a parir, para acompañarla emocional y espiritualmente.
En general, se trata de mujeres que han tenido hijos (aunque existen Doulas que no son madres aún) y que brindan su apoyo y su sabiduría a otras mujeres durante el embarazo, trabajo de parto, parto y puerperio, ya sea en todas o en algunas de estas etapas.
La Doula tiende su mano cálida, su palabra, su escucha, su presencia a otras mujeres que están viviendo la llegada de su bebé, recreando el apoyo de la figura femenina que antiguamente acompañaba a las nuevas madres en su inicio en la maternidad. En otros tiempos, una madre, una abuela, una hermana, una amiga, cumplían la función de una Doula. Hoy la vida moderna y la separación de las familias extendidas ha diluido la presencia femenina protectora que antaño acunaba a una parturienta con su recién nacido en brazos.
La Doula atiende y acompaña a la madre para que ésta pueda ocuparse y entregarse al cuidado del niño. Protege a la díada, la posibilita, defiende la intimidad que toda mujer necesita tener con su bebé recién llegado.
Creo yo que con esta nos indentificamos todas. Todas las doulas ejercemos nuestro oficio desde el más absoluto amor por las mujeres, por la mujer que en ese momento acompañamos. La protegemos y tratamos de ofrecerle todas las herramientas a nuestro alcance para que la experiencia de la maternidad le haga recordar el poder inmenso con el que todas las mujeres nacemos, que es el de dar la vida y mantenerla.
Vale. ¿Y por qué hay que reivindicar la figura de la Doula? Voy ahora a citar la web a la que me he referido antes, la de la Semana Mundial de la Lactancia, y me voy a atrever a traducir un trocito:
Algunos beneficios demostrados por estudios, que aporta la doula en el trabajo de parto son:
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Reducir la incidencia de cesáreas
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Hacer que se acorte la duración del trabajo de parto
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Reducir las peticiones de epidural y otras analgasias
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Incrementar el inicio y continuidad de la lactancia materna
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Incrementar la satisfacción de la madre de su experiencia de nacimiento
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Reducir la incidencia de los desórdenes emocionales del posparto (depresión)
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Incrementar la confianza de los nuevos padres en el cuidado de sus recién nacidos.
Espero que después de todo esto, aquellas que no sabíais lo que es una doula, lo sepáis; quienes no veíais su utilidad, la reconozcáis, y quienes siendo doulas os sentíais preocupadas por todas las cosas que nos distinguen, recordéis todo aquello que nos une.
A las doulas: ¡Feliz Semana!
A todas las mujeres: ¡Poned una doula en vuestra vida!