Estos días se celebra en Estocolmo la Semana Mundial del Agua. El programa consta de más de 200 sesiones de diferentes formatos y abarca una amplia gama de temas. Durante el evento se han discutido los temas más relevantes: la implementación y monitoreo de los SDGs, el saneamiento y la salud relacionados con las aguas residuales, el financiamiento, la gestión integrada del agua urbana, los alimentos relacionados con la nutrición, el agua en relación con los conflictos y los estados frágiles y mucho más. Se abarcó toda la gama geográfica: de arriba hacia abajo –de la fuente al mar– y tanto rural como urbano. La Semana Mundial del Agua contribuye al seguimiento de la cumbre urbana mundial HABITAT 3, celebrada en octubre del año pasado, en la que participaron más de 3.200 personas y unas 330 organizaciones de 130 países participantes.
El 70% de la superficie terrestre está cubierta de AGUA. El agua salada, en los océanos y mares, supone el 96,5% del agua del planeta y el agua dulce el 3% que se encuentra en ríos, lagos, glaciares. El total del agua presente en el planeta, en todas sus formas, se denomina hidrosfera. Se puede encontrar esta sustancia en prácticamente cualquier lugar de la biosfera y en los tres estados de agregación de la materia: sólido, líquido y gaseoso.
El agua representa entre el 50% y el 90% de la masa de los seres vivos (aproximadamente el 75% del cuerpo humano es agua; en el caso de las algas, el porcentaje ronda el 90%). En la superficie de la Tierra hay unos 1.386.000.000 km3 de agua, que desempeña un papel muy importante en los procesos geológicos. Las corrientes subterráneas de agua afectan directamente a las capas geológicas, influyendo en la formación de fallas. El agua localizada en el manto terrestre también afecta a la formación de volcanes. En la superficie, el agua actúa como un agente muy activo sobre procesos químicos y físicos de erosión. El agua en su estado líquido y, en menor medida, en forma de hielo, también es un factor esencial en el transporte de sedimentos. El depósito de esos restos es una herramienta utilizada por la geología para estudiar los fenómenos formativos sucedidos en la Tierra.
Habría que invertir más de un billón de dólares cada año para solucionar el problema de la escasez de agua en el mundo. Las soluciones tradicionales tales como presas, embalses y otros tipos de infraestructura hechas por el hombre están demostrando ser demasiado costosas e insostenibles por su propia cuenta. Solo en los últimos cuarenta años, más de tres cuartas partes de todas las especies silvestres conectadas con el agua dulce han desaparecido, incluyendo peces, anfibios, aves y mamíferos. Hay que trabajar con tres sectores críticos para cambiar fundamentalmente la forma en que el mundo utiliza y gestiona el agua: protegiendo el agua en su fuente, equilibrando las necesidades de los ríos y la producción de energía y utilizándola con inteligencia.