Vamos ya por la quinta, y penúltima reseña, de esta Semana Stefan Zweig. En esta ocasión le ha tocado el turno a "Viaje al pasado", una novelita corta de apenas noventa páginas, y a la que el propio Zweig se refería con el título alternativo de "Resistencia de la realidad".
"En el viejo parque solitario y gélido, dos sombras buscan su pasado."Dos antiguos amantes se vuelven a encontrar después de nueve años de ausencia. En ese encuentro cogen el tren que les llevará a Heidelberg y es en ese viaje en donde él, Ludwig, va recordando cuando y cómo se conocieron, cómo una oferta de trabajo en México les alejó inicialmente durante dos años, y cómo el estallido de la Primera Guerra Mundial (siempre la guerra por medio) amplía desgraciadamente esa ausencia a nueve años.
"Hacía más de nueve años que se habían visto por última vez. Separados desde entonces por una distancia insalvable, se sentían doblemente violentos al estar juntos de nuevo sin poder iniciar una conversación. ¡Dios mío, qué largos, qué vastos habían sido aquellos nueve años, cuatro mil días y cuatro mil noches, hasta ese día, hasta esa noche! ¡Cuánto tiempo, cuánto tiempo perdido! Y, sin embargo, en su mente destacaba un único recuerdo, un segundo antes de haberse conocido, el principio del principio."Las trayectorias personales de cada uno de los amantes, junto con la situación histórica y política, ha cambiado al mundo y los ha cambiado a ellos. Ya no son los mismos, aunque no se den cuenta e intenten recuperar desde el pasado lo que ha quedado de esa antiguo amor.
"No está en la esencia de la naturaleza humana vivir sólo de recuerdos, y así como las plantas y cualquier ser necesitan la fuerza nutricia de la tierra y la luz del cielo filtrada una y otra vez, para que sus colores no palidezcan y sus cálices no se deshojen marchitos, también los sueños, que parecen no ser de este mundo, necesitan alimentarse de sensaciones, el sostén de la ternura y de lo palpable, de otro modo su sangre y su intensidad pierden brillo."El amor y el desamor, el deseo y la idealización del ser amado son descritos por Zweig con la maestría a la que nos tiene acostumbrados, con estilo sencillo y elegante, y con esa introspección psicológica frecuente en él.