Revista En Femenino

Semana y Media de Guardería

Por Mamá Futura @MamiFutura

Bueno, ya hacemos casi dos semanas de guardería y vengo a relataros cómo ha ido la cosa hasta ahora.

La primera semana el mayor problema parece que ha sido la adaptación, Bebé Fúturo no terminaba de encajar en los requerimentos que se le pedían. Parece ser que bajar las persianas suponía un problema porque no paraba de llorar. Los ritmos fueron siendo algo así como que al principio muy bien, juguetes nuevos que descubrir, nuevas emociones y eso le motiva siempre muchísimo.

A la hora de la primera siesta (una hora después de entrar) decía que todavía no estaba cansado lo suficiente, así que pasaba de esa siesta. Lo cual era un problema, porque en casa esa siesta sí la duerme. Eso nos lleva a un niño malhumorado, cansado al cual cualquier tontería le irritaba infinitesimalmente.

Llegaba la hora de la comida y, otra cosa no, mi niño se lo comía todo. Un poco a regañadientes porque tenía sueño, pero no dejaba ni las migas en el plato. En casa es lo mismo, dormir… hay que hacer malabares, es un niño al que no le gusta dormir (como su madre), pero comer le encanta, cualquier cosa y de cualquier manera, se lo zampa que da miedo (como su padre). (Sí, la madre sólo tiene cosas malas… hay que aceptarlo).

La siguiente siesta no se la saltaba ni un gitano y si le dejaban dormir dos horas, dos horas que se dormía, pero le despertaban un cuarto de hora antes de salir y eso… Volvía a ponerle de mal humor. Así que cuando salía, quien le recogiera, lo encontraba durmiendo porque le han despertado. (Una vez que duerme, lo duerme todo del tirón, al menos de día).

Por lo que en resumen, la primera semana ha faltado un poco de adaptación…

Cosa que en la segunda ha ido de maravilla. Aunque ha llorado mucho cuando veía que se quedaba en brazos de la seño en lugar de en brazos de mamá, en cuanto no me veía, se iba feliz a los juguetes y a pasar el día con sus nuevos compañeros. Por lo visto ya estaba bien adaptado y eso no ocasionaba problemas…

Pero le entraba el mal, el mal de la guardería y el martes por la noche nos encontramos un bebé con fiebre. El miércoles fuimos a urgencias, el jueves volvió a clase (aunque sigo pensando que quizás no era la mejor opción) y el jueves por la tarde era un despojito febril. Hoy, viernes, se ha quedado en casa procurando recuperarse del mal de la guardería.

Por suerte, no le he contagiado las anginas, que era lo que yo me temía, pero aún así, verle tan malito me ha roto un poquito el alma. Por suerte o por desgracia, ahora será una detrás de otra, ¿verdad?


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