Para las mujeres hipertensas es más beneficioso tener un parto entre las semanas 38 y 39 ya que es precisamente en estas fechas en las que la inducción del parto consigue un equilibrio entre morbilidad y mortalidad materna y neonatal más bajas que en cualquier otro momento. Por eso mismo, se recomienda inducir el parto de las mujeres con hipertensión gestacional en la semana 38 de gestación, aunque es en la semana 39 cuando existe una relación más baja.
Para llegar a esta conclusión se ha hecho un estudio publicado en American Journal of Obstetrics and Ginecology en el que se analizaron los datos de 228668 partos con más de 23 semanas de gestación a lo largo de 31 centros entre los años 2001 y 2008. 3588 mujeres habían desarrollado hipertensión gestacional desde la semana 36 del embarazo. Estimaron la tasa de morbilidad y mortalidad materna y neonatal por semana tras la inducción del trabajo de parto en las mujeres participantes.
Descubrieron que las tasas más altas de complicaciones de las madres se dieron en mujeres con hipertensión gestacional o preclampsia leve más que por la inducción al parto. Además, la inducción temprana aumenta los riesgos de morbilidad neonatal grave. Esto hace llegar a la conclusión de un tiempo determinado para el parto.
Tras haber descubierto que la morbilidad materna más baja fue la de 89,9 casos por cada 1000 nacidos vivos con inducción temprana en la semana 38 de gestación (sin muertes), la tasa de morbilidad y portabilidad neonatal fue reducida a 10,5 cada 1000 nacidos vivos en la semana 39 de gestación. Por tanto, la semana 39 de gestación sería la ideal para las mujeres que tengan una presión bien controlada en evaluaciones prenatales con buen pronóstico y el feto con una buena talla en función de su edad gestacional.