Desde Kuchingrealizamos dos agradables excursiones, fácilmente accesibles para hacer en un día y muy recomendables. Se trata del Centro de rehabilitación de orangutanes de Semenggoh y del Parque Nacional de Bako.
Semenggoh
Como ya he comentado anteriormente, uno de los motivos que nos llevó hasta Borneo era la posibilidad de observar orangutanes. La primera ocasión se nos presentaba en Semenggoh, un pequeño Centro de rehabilitación que se encuentra a tan sólo 32 km de Kuching y por tanto, no quisimos desaprovechar la oportunidad. Se puede llegar hasta allí en bus público, 6, 6A, 6B o 6C de la compañía STC que te deja en el Forest Department Nursery a unos 1.3km del Centro lo que obliga a caminar unos 30 minutos cuesta arriba.
Por la mañana a primera hora estuvimos dando una vuelta para localizar las paradas del bus y nos acercamos luego a la zona de mercado open market. Aquí pactamos precio con un taxista que nos pidió 60RM (unos 15€) para ir y volver de Semenggoh. Me pareció un precio razonable y quedamos con a primera hora de la tarde. Durante el trayecto hablamos sobre las religiones minoritarias de Malasia, concretamente en Borneo, donde la incidencia musulmana es mucho menor que en la península. Según Alex, de religión cristiana, Sarawak es uno de los estados más ricos de Malasia, sin embargo la religión musulmana domina toda la actividad del país discriminando las religiones minoritarias. Según nos cuenta, los musulmanes tienen muchas más facilidades y son los que tienen acceso a los puestos de responsabilidad tanto a nivel político como en las empresas. Supongo que parte de razón tendrá.
Llegamos a Semenggoh una media hora antes del llamado feeding time, es decir, la hora que ponen comida a los orangutanes. El Centro se dedica a recuperar orangutanes huérfanos o capturados ilegalmente y los dejan en libertad cuando éstos ya se pueden valer por sí mismos. A unas determinadas horas les facilitan fruta sobre unas plataformas de madera, pero esto no es ninguna garantía de poder ver a los encantadores pelirrojos. Cuando les dejan en libertad, a muchos de ellos no se les vuelve a ver jamás, en cambio otros, especialmente los más jóvenes acuden a buscar algún plátano o su ración de leche hasta que van rompiendo vínculos con sus cuidadores. El precio de la entrada es realmente simbólico: 3RM por persona.
A la entrada encontramos información sobre las funciones del Centro, los orangutanes que tienen actualmente y los lazos de parentesco entre los orangutanes que han nacido en cautividad. También hay expuestas unas fotos bastante impactantes de las heridas que han ocasionado algunos machos a los humanos. Me imagino que es la mejor manera de concienciar a los visitantes de que no son animales de compañía y que hay que cumplir estrictamente las normas de comportamiento. Una vez en la plataforma penen las ristras de plátanos, los primeros orangutanes no se hacen esperar: un orangután joven y una hembra con su cría agarrada al pecho hacen acto de presencia deslizándose por las lianas con una buena demostración de acrobacias.El corazón me va a cien y la emoción me supera. En estos momentos me siento la persona más afortunada de la Tierra y se me hace un nudo en la garganta no pudiendo evitar que se me escape una tímida lágrima. Hacía muchos años que tenía un especial interés en ver orangutanes en libertad y hoy uno de mis sueños se ha hecho realidad. En idioma malayo, orang utan se traduce literalmente como “hombres del bosque” y es que realmente ¡me parecen tan próximos a nosotros!.
A continuación, seguimos un camino sobre unas pasarelas de madera donde se indica “feeding trail” que, en un corto paseo nos lleva a través de la húmeda selva hasta la plataforma donde otra hembra con su cría se acerca a buscar una ración de fruta. Nos quedamos mudos, contemplando esa maravillosa criatura sin perder detalle de sus movimientos. El calor es insoportable pero la experiencia bien lo vale. Empieza a llover y volvemos a la entrada donde compramos unas bonitas postales para colaborar con las tareas del Centro.
Felices y contentos regresamos a Kuching. Durante el trayecto no me apetece hablar ni volver a filosofar sobre religiones. Me hago la dormida y las recientes imágenes de los orangutanes van pasando por mi cabeza como una película con la esperanza de volverme a encontrar con ellos en la provincia de Sabah.
Parque Nacional de Bako
A las 6:30 ya estamos en pie de guerra. Después del aguacero que cayó ayer parece que de momento aguanta el día y decidimos ir al Parque Nacional de Bako tal como habíamos planeado. Es el más antiguo de Sarawak y el mejor lugar para ver los monos narigudos o proboscis, una especie que se localiza exclusivamente en Borneo.
Vamos caminando hasta la plaza del mercado, y en Julan Market, delante de Elektra House, tienen parada los minibuses o shuttles que se dirigen a diferentes puntos de la provincia. No hace falta reservar con antelación, ya que cuando el minibús está lleno, se va. Un chófer nos ofrece su servicio y aunque el minibus está vacío, nos pide 10RM por persona para salir al momento. Aceptamos y justo antes de arrancar se une otra pareja.
También se puede llegar en el bus nº 6 de la compañía Petra Jaya Transport. El precio es de 2.5RM y la frecuencia es cada hora desde las 7:20 de la mañana, siendo a las 5 de la tarde el último que regresa.
Después de unos 45 minutos llegamos a Kampung Bako y en una pequeña oficina del muelle nos debemos registrar (nombre, número de personas, pasaporte y nacionalidad) además de pagar los 10RM por persona para acceder al Parque, donde el acceso es únicamente en barca. Las barcas son para 5 personas y la compartimos con la pareja de griegos con quienes hemos coincidido en el minibus. El precio es de 47RM por trayecto.
El recorrido en barca dura una media hora y es una atracción en sí misma. Empieza en el pequeño muelle del pueblecito de Kampung Bako donde las casas están construidas sobre palafitos de madera dentro del propio río. El PN de Bako se encuentra en la desembocadura de los ríos Sarawak y Bako y el paisaje hasta allí es básicamente de manglares. El río, de aguas color café con leche, tiene una anchura considerable y está rodeado de jungla, una auténtica maravilla. Dentro del agua se ven unas simples estructuras fabricadas con troncos y ramas que sirven para atrapar gambas y otros peces de pequeño tamaño. Entre los manglares podemos ver una pareja de nutrias que se esconden rápidamente.
Llegamos al parque y quedamos con el barquero que nos recogerá a las 4pm. Nos acercamos al centro de información donde volvemos a registrarnos indicando los senderos que recorreremos.
Dentro del parque hay también la posibilidad de pernoctar, aunque los alojamientos se ven un poco descuidados.
Existe la posibilidad de realizar varios trails, de distintos grados de dificultad. Empezamos por el Telok Paku, muy recomendado, que tiene un recorrido de 800 metros (1200 desde el centro de información) y un tiempo previsto de 1 hora. Al inicio del camino vemos una hembra de proboscis pero está en lo alto de un árbol y no la podemos observar demasiado bien. Durante el resto del sendero no vemos ningún animal a excepción de varios insectos. El camino es precioso, pero el calor aprieta. El espesor de la vegetación impide que entre algún rayo de sol pero la humedad se pega al cuerpo y ¡de qué manera!. A pesar de que el recorrido es corto en distancia se hace despacio ya que es un poco dificultoso: muchas raíces superficiales, rocas erosionadas y resbaladizas y subir y bajar empinados escalones de madera. Al final encontramos el premio: una playita paradisíaca en un paisaje de postal.
A la vuelta, el camino se nos hace mucho más corto pero tampoco vemos fauna de interés. Al llegar a la zona de manglares conocida como Telok Assam donde la marea ya ha subido de forma considerable, vemos un mono proboscis que está comiendo en lo alto de un árbol. Con los prismáticos lo podemos observar al detalle y su inmensa nariz y la prominente barriga son señales inequívocas de que se trata de un macho. Allí pasamos un buen rato contemplando esa extraña criatura e intentando inmortalizar cada movimiento que hace el animalito.
El mono narigudo (Nasalis parvatus) es natural de Asia y su distribución se limita a la isla de Borneo. Habita en los bosques pantanosos, manglares y bosques costeros, alimentándose básicamente de hojas y también de frutas, semillas y algunos invertebrados.
Los machos son más grandes que las hembras llegando a medir 75 cm con un peso de 24 kg, mientras que las hembras llegan a los 60cm y pesan unos 12kg.
Forman grupos integrados por un macho adulto, varias hembras y sus crías.
Su rasgo más significativo es una nariz extremadamente larga y ancha en el macho, mientras que las hembras presentan una nariz más respingona y graciosa. Se cree que esta nariz puede ser resultado de la selección natural y que la hembra prefiere machos de nariz grande perpetuando esta característica. Su gran vientre es consecuencia de la dieta ya que su proceso digestivo libera mucho gas. El mono proboscis está en la lista de animales en peligro de extinción.
Nos vamos a comer a la cantina del Parque donde hay un sencillo self service con bastantes platos a escoger a pesar de que la cerveza no está demasiado fresca. De todas formas, ¡qué más se puede pedir!, al fin y al cabo estamos en la selva.
Por los alrededores están merodeando algunos macacos y a pesar de que conocemos sus artimañas de ladronzuelos, uno de ellos ha sido más hábil que nosotros y sin darnos tiempo a reaccionar se ha llevado en un visto y no visto una magdalena del plato. No es la primera vez que tenemos experiencias de ese tipo con los macacos pero es increíble lo rápidos que llegan a ser.
Después de comer y a pesar del calor realizamos el trailTanjung Sapi, de corto recorrido pero con muchos tramos de escalones de vértigo. Al final se obtienen unas bonitas vistas sobre el Mar de la China.
Volvemos a la cantina y un jabalí está revolviendo entre los restos de comida.
Es ya demasiado tarde para realizar otro recorrido y nos acercamos a la zona de manglares de Telok Assam donde antes de comer hemos visto el mono proboscis. Hay una tranquilidad absoluta y cual es nuestra sorpresa cuando empiezan a aparecer proboscis por todos lados. Un gran macho con su harén al completo, hembras con sus crías y otros más jóvenes. Brincando de árbol en árbol, caminando sobre el agua entre los manglares, uno de ellos corriendo sobre las dos patas traseras como un auténtico hombrecillo … A esta hora el sol empieza a caer y los animales están mucho más activos.
A las 4 puntualmente ya nos está esperando el barquero y como la marea está muy alta hemos tenido que descalzarnos para ir hasta la barca. Junto con la pareja de griegos decidimos esperar el bus público (3RM por persona). Empieza a caer un aguacero que se acentúa justo en el momento en que llega el autobús. Es un trasto destartalado y lleno de goteras donde viajamos prácticamente solos. Cuando llegamos a Kuching la lluvia ya ha cesado y a pesar de que todavía no son las 6 de la tarde nos vamos a cenar al restaurante Little Lebanon que le teníamos puesto el ojo. Después de cenar, una seesha o pipa de agua con sabor a menta y manzana……ummmm
Otro día para recordar.