Las semillas de amapola son elegidas en todo el mundo tanto por su delicado sabor y aspecto como por sus excelentes propiedades nutricionales. Estas semillas, que existen en dos variedades, son utilizadas como condimento y elemento decorativo en la cocina de distintas partes del mundo. En su composición química las semillas de amapola tienen alrededor de un 50% de aceites (ácidos grasos esenciales). Las grasas insaturadas de las semillas de amapola son muy buenas para el organismo (contiene los tres ácidos grasos que necesita el cuerpo: ácido linoléico, ácido linolénico y ácido oleico).
Las semillas de amapola actúan como antioxidantes naturales, previniendo el envejecimiento celular prematuro. Además funcionan como agente protector para prevenir la osteoporosis y para mantenerse alejado de la gran mayoría de las enfermedades cardiovasculares. Por sus propiedades expectorantes las semillas de amapola también pueden ser un buen remedio para la tos (si se utilizan las flores potencia sus efectos).
A partir de las semillas de amapola se suelen preparar infusiones con efecto sedante (están indicadas en caso de estrés agudo y ansiedad de tipo crónico). La forma de aplicación tradicional para las semillas de amapola, de todas maneras, es en pastelería y panadería. Estas semillas están presentes en los panes integrales más sabrosos de todo el mundo. Para aprovechar aún más todo el aroma y los beneficios nutricionales que ofrecen las semillas de amapola se recomienda tostarlas por algunos segundos y trituraras (de esta manera las semillas desprenderán todos sus aceites esenciales y al particular aroma que las caracteriza). Si deseamos consumir las semillas de amapola por sus propiedades medicinales debemos saber que con una cucharadita al día es suficiente (si la consumimos en exceso veremos un efecto sedante muy marcado. Por ello no se recomienda su consumo en forma de aceites).