Los Seminarios Biocatárticos tienen como objetivo brindar herramientas efectivas a sus participantes para que estos mejoren su calidad de vida a través de la expresión corporal y emocional. El Análisis Bioenergético y la Respiración Catártica son técnicas de psicoterapia corporal que facilitan la autoexploración y el desarrollo personal en un alto nivel de entendimiento para la persona, que junto a otras técnicas como la Gestalt, la Interpretación de los Sueños, el Proceso Somático, o la Psicología Analítica ofrecen una amalgama de recursos para conocerse a uno mismo.
Nacemos, crecemos y morimos, esto es inevitable. El crecimiento en una persona hasta su maduración y muerte es un paso irrevocable. Ya que hay que hacerse mayor y desarrollar nuestro talento para que este no se pierda, ¿se podría sacar provecho de nuestras facultades y potenciarlas? De echo, estas facultades a menudo se ven solapadas por un lastre de situaciones vitales no resueltas, las cuales nos están limitando a la hora de ser resolutivos en lo cotidiano, y así poder vivir desde quienes realmente somos, no desde lo que pensamos que somos.
A menudo nos preocupamos por mostrar una imagen agradable o positiva para que el entorno nos acepte, sin darnos cuenta que estamos desdeñando una parte de nuestro potencial que se ha perdido o no está bien definida. Estamos hablando del talento que toda persona posee y que por motivos de falta de conocimiento del sí mismo queda oculto entre lo negativo, la necesidad y el deseo. Casi siempre es esa negatividad lo que no deja aflorar las facultades.
El miedo, la rabia o el orgullo son emociones que calificamos como negativas pero también forman parte de nuestras vivencias, y cuando no se expresan adecuadamente, pueden volverse en nuestra contra. Nuestra mente tiene varios mecanismos para “olvidar” lo negativo y lo que no le gusta. Tiene facilidad para inventar un mundo feliz (o quizás tan solo maldecirlo) o para seguir viviendo a medias. Esta estratagema mental que un día nos sirvió para salir adelante es la que hoy nos impide ver las cosas con claridad. Si miramos con detenimiento, la frustración, la culpa o el sentirnos con poca energía pueden ser síntomas que cíclicamente nos sobrecojan y quizás sea fácil buscar un chivo expiatorio, pero el cuerpo y la mente tienen un límite. No poder expresarnos libremente a nivel emocional durante años nos puede pasar factura, lo cual también afecta a nuestra calidad de vida.
En estos tiempos de crisis política y económica podemos observar que la crisis de identidad va de la mano. Todos tenemos metas y queremos mejorar nuestra calidad de vida pero: ¿Nuestras ideas o forma de vida van acordes a nuestras verdaderas necesidades o están basadas en creencias? Es tiempo de afrontar la vida con nuevas miras y hacernos responsables de ella. Para eso tenemos que hacernos cargo de nuestra salud física, psíquica y emocional. Conociéndonos a nosotros mismos y buscando un lugar vocacional podremos contribuir libremente a la comunidad y hacer de este un mundo mejor.
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