Senador Casimiro

A Casimiro Curbelo, senador socialista de la isla canaria de La Gomera, lo han detenido en Madrid por agresión a varios policías nacionales tras pelearse en un bar del que lo expulsaron junto a su hijo de 26 años, Adays, y un amigo.

Se ha montado un gran escándalo porque atienden el local señoritas de moral relajada que ejercen artes venales en reservados a cambio de un estipendio que el padre de la patria no quería abonar.

El senador Casimiro premiaba ese día a su hijo, que había concluido una carrera universitaria, por fin, a los 26.

Un acto ancestral: un padre que participa en el rito de la iniciación del heredero como premio por su licenciatura, igual que hacen con los jóvenes de las tribus Aka, al norte de Tailandia, cuando matan su primer tigre. Aka, no Ikea como diría José Blanco.

Allí, cuando el neófito triunfa, aunque fracasara muchas veces antes, su padre lo lleva a las sushunes, unas cariñosas sacerdotisas para que berree su triunfo.

En La Gomera, como en Badajoz o Gerona, algunos patriarcas hacen consagraciones así, aunque después, como respetables senadores, aprueben leyes cargadas de moralina y antiliberales.

El rito no se había desarrollado como padre e hijo esperaban, y comenzaron a pegar y a romper cosas. Tras ser expulsados fueron a presentar una denuncia en una comisaría. Se quejaron como los Aka ante el jefe tribal si las sushunes fallan.

Pero los agentes vieron que habían ingerido demasiadas bebidas enervantes y les recomendaron dormir. Un agravio. Senador e hijo tuvieron que responder pegándoles, insultándoles y amenazándolos con que destruirían sus vidas, porque "no sabéis quién soy yo, un senador", "yo soy hijo del senador".

Los detuvieron. Risas en el PP, bochorno en el PSOE de la astróloga Pajín y la tatuada Valenciano, que pide su expulsión. Pero cuántos casos similares no se darán todos los días con los nuevos señoritos dizque del proletariado, envueltos en dinero y poder, pero sin prosapia ni estilo. La misma Pajín en Lazareto, Mahón.

Así que, olvidemos Tailandia y miremos a Atapuerca, que está en España. Y perdonemos, porque familia que reverencia a Eros unida…

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SALAS y el cronista coinciden hoy con el senador Casimiro.