Revista Opinión
No hace falta irse al norte de África en busca de algún régimen que intenta ser derrocado (ojo con Túnez y Egipto que, aún silenciados, siguen manteniendo una lucha contra una oligarquía). Lo tenemos en frente de nuestras narices.
Lo que aconteció la semana pasada tras las manifestaciones laicas abrió los ojos a más de una persona, principalmente a los que creían que los tiempos de la Iglesia se dejaron atrás cuando murió el dictador.Los que estuvimos en alguna manifestación contemplabamos atónitos el esperpento. Un servidor, por ejemplo, estuvo literalmente atascado en la Calle Carretas durante la marcha convocada por Europa Laica (entre otras), debido a la intencionada ineptitud de la Policía Nacional.
Las marchas acabaron con brutalidades policiales de las que te librabas si llevabas una mochila peregrina que te concedía inmunidad política.
Los vídeos que hemos podido ver a lo largo de la semana transcurrida dan una seña de dónde vivimos. Hemos visto como unos policías aporreaban a una adolescente y un periodista, como detenían a otra periodista sin dar ninguna explicación, así como determinadas cargas injustificadas donde se apalea a todo aquel que está en el camino de la Policía.
Probablemente, si esto ocurriese en Cuba o Venezuela, sería portada en todos los diarios del país, se le dedicarían incontables minutos en los telediarios, y se tacharía de dictaduras (una vez más) a ambos países.Pues bien, esto ha ocurrido en España, un país que disfruta de una democracia liberal como la francesa o la alemana. ¿Los medios? Básicamente como siempre. Se empezaron a hacer eco (algunos, porque la descarada manipulación de TVE estos días está siendo tremenda) cuando el cabreo en las redes sociales (Twitter y Facebook) era imposible de silenciar.
Son actos que parecen más propios de la Edad Media que del Siglo XXI. La foto de arriba explica perfectamente cómo está situado el Congreso y el Gobierno frente al lobby católico: Bono, presidente del Congreso, besando la mano del Jefe de un Estado dictatorial y machista como es El Vaticano; y Jauregui, ministro de la Presidencia, esperando su turno.
Y conviene señalar al Régimen que ya muestra sin complejos sus tics dictatoriales.Tenemos por un lado la economía, que es controlada totalmente por los llamados mercados (bancos, grandes corporaciones, agencias de calificación) y ante los cuales los gobiernos están de rodillas aplicando lo que ellos dicen.Tenemos por otro lado a los medios de información, por llamarles de alguna manera, ya que precisamente son propiedad de grupos empresariales de esos mismos mercados. Aquí podemos ver quién controla los medios de masas en España.También están las fuerzas de seguridad que reciben órdenes del mismo gobierno que está de rodillas ante bancos y grandes empresas.
Es decir, tenemos un régimen donde la economía no puede girar si no se dá la patada a los intereses de los que tienen el dinero, donde los medios de información nunca informarán como es debido de algo que pueda perjudicar a sus dueños, y donde las fuerzas de seguridad aporrean recibiendo órdenes del mismo gobierno que está de rodillas.
¿Van cuadrando algunas cosas?