A veces son las señales de un amor lejano, mágico, silencioso pero cierto,
-sin tener siquiera la garantía de que se haga realidad-
las que me invitan cada día a sonreir y a tener esperanza
de que ese amor verdadero existe ya para siempre
en mi corazón que espera pacientemente compartirse contigo,
en una vida plena que un día no muy lejano llegará…