Seguimos por Jaén. El día comienza con un desayuno buffet bien presentado. Las tostadas son enormes y hacen que el acompañamiento con aceite y tomate triturado convierta la primera comida del día en gula.
Tras cargar las pilas para la ruta planteada nos ponemos en dirección a la torre del Vinagre. Pensábamos que estaba más cerca, pero hasta allí tenemos casi 34 kilómetros. La carretera es la misma que recorrimos ayer y si os gusta disfrutar de paisaje más volante este es el sitio.
El verano está a punto de terminar y a pesar de haber sido muy duro por calor todo lo que nos rodea está verde.
SENDA DEL RÍO BOROSA
Este recorrido se inicia en las inmediaciones del centro de visitantes Río Borosa, cauce que es uno de los principales afluentes del Río Guadalquivir.
En la Torre del Vinagre hacemos una parada técnica, o la bien denominada "pausa café ". Después visitamos el centro de interpretación que hay, donde también consultamos algunas dudas sobre nuestro regreso y la ruta del Río Borosa. El inicio de la ruta no tiene pérdida. Se baja a la piscifactoría donde hay un parking y desde aquí comienza la senda.
El paseo merece mucho la pena. En principio es una pista que va remontando el río Borosa. Nos adentra en una garganta que a medida que vamos remontando se va estrechando hasta llegar a la Cerrada de Elías. Un desfiladero precioso que ofrece muchos rincones para la fotografía o el deleite de los sentidos.
Tras pasar la cerrada volvemos a la pista. En este tramo hasta la central lo que nos llama la atención son los paisajes que nos rodean y lo escarpado de las montañas que nos rodean.
Tras alcanzar nuestro objetivo nos planteamos continuar hasta la Laguna de Valdeazores, pero finalmente nos damos la vuelta porque nos pondríamos con 28 kilómetros y eso nos parece un poco duro para esta jornada. Hasta la central son unos 10 kilómetros y el cartel que anuncia el camino hasta la laguna indica que hay otros 4 kilómetros. La vuelta la disfrutamos más que la ida, con mil paradas para disfrutar y fotografiar los rincones que antes nos hemos dejado.
Tras el recorrido nos ponemos en marca de nuevo, en esta ocasión hacia el embalse del Trango y Hornos.
Del embalse nos llama la atención el emplazamiento. La isla que tiene la atalaya árabe hoy es una península, pero sigue llamando mucho la atención. En el camino hay varios miradores, después de verlos todos creemos que el mejor es el primero (dirección hornos).
Hornos es un pueblo declarado conjunto histórico-artístico. Quizá ese ha sido el motivo real de desviarnos un poco de nuestro plan inicial. Nos hemos dado un paseo y visitado el conjunto urbano. Tiene rincones muy bonitos y como en el resto de pueblos todas las fachadas son blancas. Llegamos al castillo, es el único de España que tiene un observatorio astronómico (o eso nos dicen). La entrada son 3 € y al observatorio otros 3 €. Si la sacas conjunta son 5 €. A nosotros no nos ha llamado especialmente la atención así que no hemos entrado.
Después de esta visita nos ponemos en marcha e ir regresando a Cazorla. Nuestro plan es cruzar la sierra de las 4 Villas y de esta manera recorrer otra parte del Parque Natural.
Para seguir esta carretera volvemos hasta el Tranco donde se desvía la carretera hacia nuestro destino. Con alguna duda inicial y preguntar en un sitio si vamos bien empezamos una ruta de carretera espectacular. El entorno, el paisaje, todo lo que nos acompaña es precioso. Ha sido una experiencia difícil de olvidar. Nos ha encantado y sin ningún género de duda recomendamos disfrutarla. Eso si! Es una carretera que hay que hacer con tiempo y con idea de ver y sentir todo lo que te rodea. Tiempo para parar, tiempo para escuchar o contemplar los diferentes paisajes que se van dando tras cada curva. Otro punto a tener en cuenta es que te tienen que gustar las carreteras reviradas, sino es así es mejor que dejéis esta zona. A parte de pensar que era un "sendero" para coches, no por el mal estado del firme, sino porque todo lo que nos rodea parece que está reservado a espacios libres de coches, hay muchas opciones de senderismo y bicicleta.
Toda una jornada sin parar, pero disfrutando como hacía tiempo. El final lo ponemos en un paseo de tarde/noche por Cazorla y terminamos en el restaurante la Yedra de Cazorla, buena relación entre lo servido y el precio.