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La semana pasada estuvimos haciendo “housesitting” en Arrowtown. Esto es como cuando la típica familia española se va de vacaciones al pueblo y le pide a la vecina, sobrina o cuñada que le riegue las plantas y le recoja el correo. Pues aquí, incluso estando tan lejos de España, se hace lo mismo, con una salvedad: aquí te ofrecen quedarte a vivir en la casa hasta que los dueños vuelvan.
Mientras estuvimos en Arrowtown hubo un par de tormentas solares que generaron lo que aquí se conoce como “luces del sur” o Aurora Austral. Coincidió con tiempo nublado y lluvias así que no pudimos ver los famosos haces de luz verdosa pintando el cielo nocturno, pero algo sí que pudimos intuir una noche que clareó. Más o menos sobre la una de la madrugada y mirando hacia el sur las estrellas hacían cosas raras: brillaban más de lo habitual y daba la sensación de estar mirándolas a través de un cristal mojado. Una vez los ojos se acostumbraron a la oscuridad (había luna nueva) se veían perfectamente algo parecido a olas de claridad blanquecina iluminando tenuemente el cielo, siempre creciendo y “bailando” desde el sur. Hicimos una foto dejando el obturador de la cámara abierto durante sesenta segundos en la cual se puede ver la Aurora Austral de color rojo. De todas maneras la calidad de la foto es tan mala que no la vamos a poner, os la vais a tener que imaginar.
Arrowtown está situado a orilllas del río Arrow, que discurre por el valle de Gibbston, lugar en el que están ubicados la mayoría de los viñedos y bodegas de la zona. Estamos en La Rioja de Nueva Zelanda, pero sin el calor ni los espárragos. Gibbston Valley es famoso por la variedad de uvas Pinot Noir, las favoritas del personaje de Paul Giamatti en “Entre copas”.
Esta vez, en lugar de ir de excursión caminado, fuimos en bicicleta, gentileza de Karen, la dueña de la casa en la que hemos estado. El recorrido que hicimos empieza en Arrowtown, pueblo que nació alrededor de un asentamiento de mineros chinos, y serpentea siguiendo el río y enlazando los viñedos del valle en un camino de unos veinte kilómetros de ida y lo que parecen cien de vuelta (la vuelta es subida).
El camino está bien cuidado y tan mal indicado que asusta. Se cruzan unos cuantos puentes colgantes hasta llegar al puente Kawarau, lugar del primer salto “puenting” de la historia.
Una vez cruzado el famoso puente el camino lleva hacia las bodegas de Gibbston Valley, Valli, Waitiri Creek y Peregrine entre otras. En esta última, Peregrine, tuvimos una visita guiada por las bodegas (incluso los laboratorios) y cata de vinos que fue muy interesante.
En cuanto a la experiencia haciendo “housesitting”, muy parecida a unas vacaciones; en nuestro caso compartidas con un gato que cazó dos conejos. Imaginaros al gato.Enrique & MarinaEnglish versionHIKING AROUND QUEENSTOWN: GIBBSTON VALLEY
We spent last week housesitting in Arrowtown. We were like the charming neighbor that looks after your plats when you go on holidays, but we lived in the house we were looking after. Nice deal!
During our stay down in Arrowtown there were two solar storms that managed to generate the Southern Lights or Aurora Australis. Unfortunately the sky was quite overcasted during those nights so we couldn’t see them. Until one night that was clear. We saw the stars behaving quite strange up in the sky. Waves of white light were flowing in the South, but they were very weak. We decide to take a picture with a sixty seconds exposure and voilà! The southern lights were in our camera. The quality of the picture is so bad that we won’t post it here though, you’ll have to believe our story.
Arrowtown is located in the shores of the Arrow river, that flows through the Gibbston Valley, where most of the vineyards and wineries of the region are. This area of New Zealand is famous for the Pinot Noir, favourite variety of Paul Giamatti’s character in “Sideways”.
This time, isntead of walking, we went cicling. Thanks to Karen, our friend and owner of the house where we were staying. The track that we did was from Arrowtown to the wineries in Gibbston Valley, following the Arrow River. It’s about twenty kilometers each way.
The path is well looked after but terribly signposted. You have to cross a few hanging bridges until you get to the famous Kawarau Bridge, where the first bungy jump took place years ago.
Once you cross this famous bridge, the paths guides you to the wineries: Gibbston Valley, Valli, Waitiri Creek and Peregrine, among others. There in Peregrine, we had the opportunity to do a wine tasting a guided visit to the winery and the laboratories. It was very interesting.
Regarding our housesitting experience, it was like having some holidays. We shared them with Soxie, a rabbit-hunter cat. Can you imagine this cat? Enrique & Marina