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El Lake Harris se encuentra en lo que se ha convertido en nuestra excursión comodín, el Routeburn Track, entre los parques naturales de Fiordland y Mount Aspiring. En esta ocasión la expedición estaba formada por Joan (pareja de Èlia, con los que ya fuimos al Routeburn hace algún tiempo, aquí tenéis el blog de su viaje), Miquel (amigo de Joan y Èlia a punto de acabar su año sabático), Marina y yo.
Esta ha sido la tercera vez que hemos ido hasta este lago en una excursión de algo menos de 25 km, que en verano se puede hacer tranquilamente pero que ahora en invierno hay que hacer rapidito. Aquí a las cuatro ya se pone el Sol y no apetece caminar a oscuras por el bosque. Como somos precavidos llevamos linternas, no os preocupéis.
Al contrario que en las otras ocasiones que hemos ido al Routeburn esta vez no nos cruzamos con nadie. El Departamento de Conservación ya avisa en su página web que no es habitual hacer este tipo de excursiones en invierno ya que la nieve y el hielo las hacen algo complicadas. Nosotros nos lo pasamos pipa, de hecho fuimos ahí expresamente por la nieve y el hielo.
Las tres primeras horas del camino son a través de un hayedo inmenso que ahora en invierno se ha transformado en una exposición de líquenes y musgo. Daban ganas de montar el Belén, pero para eso habrá que esperar al verano. Cosas del hemisferio sur.El fresquito que disfrutamos por estos lares en esta época del año congela el agua que circula por el lecho del bosque formando bonitas estalactitas con las que domingueros como nosotros disfrutamos como niños:
Joan tocó la guitarra, Miquel disparó con un AK-47, yo jugué con uno de los cristales mágicos en los que Superman guarda la historia y sabiduría de Cripton y Marina encontró una buena aguja para hacer ganchillo. Lo dicho, domingueros de ciudad.
Llegamos hasta las pequeñas cataratas que marcan el inicio del valle en el que está el Lake Harris sin haber encontrado excesiva nieve pero sí bastante hielo, lo que hacía la empresa de continuar la excursión algo peligrosa para nuestros coxis.
Pero nosotros somos valientes y bajitos, por lo que en caso de resbalón la caída no es desde mucha altura.
En el valle encontramos toda la nieve que echamos de menos durante el trayecto por el bosque y las rocas de las cataratas. Gracias a ella podíamos caminar más o menos tranquilos sin miedo a patinar en el hielo.
La verdad es que mereció mucho pena el madrugón ya que, gracias a la nieve, el paisaje es bastante diferente e incluso más espectacular que en verano u otoño.
Pudimos disfrutar de un cielo azul sin ni una sola nube, absolutamente nada de viento y un Sol que, pese a estar lejísimos y ser invierno, calentaba los suficiente para estar a gusto caminando sólo con el forro polar.
Y finalmente llegamos al Lake Harris, en las faldas del Conical Hill, que tenía su superficie helada. Un paisaje digno del Parque Nacional de Aigüestortes.
Hasta la orilla del lago llegamos siguiendo las huellas que había dejado en la nieve una cabra montesa, venado o yetti pigmeo no sin sufrir algún que otro percance en forma de agujero profundo.
Comimos sentados en unas rocas en medio del valle y volvimos para casa a tomar un buen chocolate caliente que nos sentó a todos de maravilla.Enrique & MarinaEnglish versionTRAMPING AROUND QUEENSTOWN: LAKE HARRIS
Lake Harris is located in what we can start calling our wildcard hike, the Routeburn Track, between Fiordland and Mount Aspiring National Parks. This time the expeditionaries were Joan (Èlia’s partner, we did a day hike in Routeburn a while ago), Mikel (Joan and Èlia’s friend also from Catalonia and about to finish his stay in NZ by that time), Enrique and I.
For Enrique and I this was our third time in the Routeburn. The day option we normally chose is about 25 km long, in summer you can take your time to complete the walk but now in winter the Sun sets a lot earlier. At around 4 p.m. the sun is gone, the temperature drops suddenly and no one likes walking in the cold dark beech forest. Although we carry our torches, we don’t want to use them.
Unlike our previous visits to the Routeburn, this time we didn’t meet a soul in the track. The Department of Conservation warns in their site that the winter conditions make the track not suitable for trampers of all levels and that some parts are covered in ice thus you need crampons, ice ax and good backcountry experience. We probably lack some of the previous items but we’ve got common sense. So, after checking with our neighbor Mike, the trackhopper, the state of the track, we decided to get as far as the track doesn’t have ice and stop before the crampon conditions start, which was just after Lake Harris.
The first three hours run trough native beech forest which is covered with lichens and moss at the moment. We felt tempted to pick some to set a Catholic nativity in our lounges, but then we remember that we are in the Southern Hemisphere and we still have 6 months to go before Xmas. The water running on the ground of the forest becomes ice at this time of the year and forms amazing stalactites hanging from the cliffs. We couldn’t help ourselves but play with the shapes of the ice.
Joan played the guitar, Mikel shot some possums with his icy AK-47, Enrique touched a magic crystal that keeps Superman’s history and Cripton’s knowledge and I found the perfect needle to knit myself a new wooly jumper. Yes, we’re city Sunday drivers.
We got to the little waterfalls at the beginning of the valley on track clear of snow but with some ice patches which were annoying a part form dangerous for our beloved coccyx.
But we keep going just for a few minutes more walking on the side of the track which was clear of ice and had snow only sometimes as we knew we’d be able to see the lake soon.
The valley, though, was covered with all the snow we didn’t see before the bush line and more. Actually, the snow makes walking very tiring but safer at the same time because it’s not slippery.
Waking up early was very worth, actually. The snow changes the landscape completely and the views are very different and even more stunning than in summer of fall.
We enjoyed the blue sky, no clouds, no wind and an amazing Sun that, despite being so far and wintery, sent us enough heat to make comfortable walking only with our fleece jackets on.
And finnally, we got to Lake Harris, at the bottom of the Conical Hill. A very thick layer of its surface was frozen but you could still see liquid water at the other end of the lake.
We followed some animal’s footprints down to the edge of the lake, which could have been a goat, a deer or a pygmy yeti. However, some of us still fall on some nice big holes on the snow.
We had our lunches on top of a natural rocky picnic area in the middle of the valley and then we went home to have a hot chocolate that tasted like heaven.Enrique & Marina