¿Eres de los que practican senderismo y deportes de montaña en la Comunidad Valenciana?
Pues deberías tener mucho cuidado cuando traspasas ciertos límites y te adentras en esa parte de nuestro territorio dominado por el maligno.
Barrancos, picos, cuevas, grutas, collados… no hay accidente geográfico que se libre. A lo largo y ancho de la geografía española podemos encontrar lugares y espacios cuya toponimia ya debería hacerte temblar de miedo.
La Comunidad Valenciana no es un excepción, y desde el sur de la provincia de Alicante hasta el norte de la provincia de Castellón, sin saltarnos las comarcas de Valencia, encontrarás más de un rincón dedicado al diablo, al demonio, al infierno o a la muerte.
Pero… ¿deberías de verdad temer estos lugares?.
Aunque no te lo creas, la respuesta correcta es que sí.
Sí, por dos motivos: el primero es que siempre hay que tenerle respeto a la montaña, y el segundo es porque al hacerlo tu aventura tendrá un plus cultural que perderías si olvidas las connotaciones del nombre que reciben estos espacios.
En este post te voy a pedir que me acompañes a descubrir (o a redescubrir en algunos casos) tres de esos espacios de la Comunidad Valenciana, los tres muy famosos y que no te dejarán indiferente, sobre todo cuando conozcas el origen de su toponimia.
Barranc del L’Infern, Fleix. Vall de Laguar – La Marina Alta (Alicante)
PR-V 147 La Catedral del Senderismo. Distancia: 14,5 km. Tiempo 6h 45′. Grado de dificultad: Alta.
Sin duda una de esas “geografías del mal” de la Comunidad Valenciana de fama internacional. El sendero por el que nos acercaremos es conocido con el sobrenombre de La Catedral del Senderismo, y se considera una de las rutas imprescindibles para los amantes del senderismo en España.
Aunque la ruta que te permite llegar hasta el Barranco del Infierno es de dificultad alta por los desniveles a superar, por la dureza que tiene consigo el caminar bajo el sol y por la larga duración del recorrido, he de decirte que el nombre que recibe el barranco no le viene por eso.
Tampoco buscaremos el origen de ese nombre en ninguna leyenda, y sólo podemos achacarlo al lenguaje de nuestros ancestros los Íberos.
Los íberos llamaban a los barrancos estrechos “isi/be/er“. A partir de ese topónimo íbero y al producirse con el uso la transformación de “b” a “f” se originó el término “isfer” y la etimología popular lo acabó convirtiendo en “infern“.
En La Cantimplora Verde podrás encontrar una de las mejores descripciones de la senda y del entorno que he podido leer, y en la que encontrarás también más detalles sobre el origen del nombre.
Ahora que ya sabes que para volver de allí no necesitarás estar libre de pecado, te explicaré cómo llegar y algún pequeño detalle más.
Podrás recorrer el sendero en otoño, invierno o primavera. En agosto hace demasiado calor y es incluso una temeridad hacerlo, y aún haciéndolo en esas fechas tendrás que llevar abundante agua, gorra o sombrero, y embadurnarte bien de protección solar, ya que caminarás a cielo abierto todo el tiempo.
Nunca, bajo ningún concepto, te aventures a hacer el recorrido un día lluvioso o con previsión de lluvia, ya que aunque no vayas a descender el barranco podrías encontrarte aislado y en una situación complicada, con consecuencias dramáticas como las sucedidas en noviembre de 2012: El rescate de montaña más dramático de Alicante.
Para comenzar la ruta tendrás que llegar hasta la pequeña población de Fleix, y una vez allí buscar su lavadero.
La ruta no tiene pérdida, perfectamente marcada como PR con líneas blancas y amarillas.
A menos de cincuenta metros encontrarás el primer tramo de las escaleras que, con más de 6.800 escalones excavados en piedra por los moriscos, te acompañarán a lo largo de la ruta y te llevarán a pasar por el “Forat” (un agujero excavado en la roca y auténtico fotocool de la ruta).
Por esos escalones descenderás hasta el río Girona; en la bajada y si la temporada no ha sido seca podrás ver la espectacular cascada de Fleix. Al llegar al cauce seco cruzarás para volver a ascender por la senda hasta les Juvees d’Enmig, con su antiguo pozo accionado por una bomba manual de palanca. Bajando por la senda, dirección Juvees de d’Alt, aún encontrarás algún que otro escalón desdibujado que te llevará de nuevo al cauce del río Girona.
En este punto dirígete a la izquierda y camina un poco por el cauce seco del río, hasta llegar al auténtico barranco del Infierno. Tan solo podrás ver su entrada, ya que para poder descender por él has de ser experto en barrancos e ir bien equipado.
Deshaz tus pasos hasta el punto por donde bajaste y sigue unos metros cauce arriba, y en la orilla izquierda del río en el sentido de tu marcha verás la senda de ascenso por la que continuar y que te llevará hasta les Juvees de d’Alt. Desde allí tendrás unas espectaculares vistas del barranco.
Siguiendo las marcas bajarás de nuevo por la senda, en la que verás restos de antiguas masías hasta el lecho del barranco dels Racons. Una vez cruzado el barranco empezarás tu última subida por la zigzagueante escalera morisca, que aunque larga es muy cómoda. Al final de la ascensión te espera la fuente dels Olbis y su área de recreo. Un inmejorable lugar para tomarse un respiro y disfrutar de las vistas.
Ahora ya sólo te quedará cerrar el círculo y recorrer los últimos tres kilómetros que te llevarán de vuelta a Fleix, atravesando la población de Benimaurell. Estos últimos kilómetros se te harán pesados, aviso, ya que aunque sean de descenso irás caminando por carretera.
Descárgate la ficha de la ruta: PR-V 147 La catedral del senderismo (PDF, 135 kb).
Las Peñas del Diablo, Bejís. Comarca del Alto Palancia (Castellón)
PR-CV 273 Resinero – Peñas del Diablo. Distancia: 13,5 km. Tiempo: 4h 50′. Grado de dificultad: Media.
Difícil es pensar en un infierno sin diablos ya que ellos son los reyes y señores del inframundo. Y si es difícil imaginar esa ausencia de diablos y demonios, más difícil sería imaginar una geografía que no nos los recordase con sus topónimos.
Así que ahora te invito a descubrir y caminar por otro emblemático lugar, algo más desconocido que el primero pero que que ha sido mudo testigo de diversas contiendas bélicas y de las que sus alrededores tienen, como testimonio de las mismas, restos de trincheras y fortines.
Igual que sucede con los barrancos del Infierno, peñas del Diablo hay más de una.
Las más conocidas en España son la Peña del Diablo de Nuévalos (Zaragoza) y la Peña del Diablo en Cetina (también en Zaragoza y de donde según los estudios vendrían los primeros pobladores del Valle del Ebro). En la Comunidad Valenciana puedes encontrar una Peña del Demonio con un inquietante e indescifrable petroglifo en Millena (Alicante) y otras Peñas del Diablo en Bejís (Castellón).
Precisamente son estas últimas, las Peñas del Diablo de Begís, las que te propongo visitar, por lo famoso y conocido de su entorno y por estar al lado de uno de mis gigantes favoritos.
Desconozco el por qué de ese topónimo, pero sí que puedo contarte que hubo un tiempo en que en Moixent también habían unas “Penyes del Diable” y tal vez podamos atribuir a las de Begís un origen similar para su nombre. Y digo “hubo un tiempo”, porque ya en la cartografía de 1950 no aparece ni rastro de las mismas, y aunque las peñas allí siguen, seguro, no tengo muy claro bajo que topónimo se esconden.
Francesc Martínez i Martínez (el principal folklorista valenciano desde la Renaixença hasta la primera mitad del siglo XX) escribió en su obra “Llegendari valencià” una leyenda recogida de la tradición oral y que justificaba el origen del nombre de estas peñas de Moixent: “Se cuenta que una mañana al amanecer, hace muchos años, a un carretero se le atasco el carro lleno de mercancía. Por más que renegaba, bufaba, maldecía y soltaba exabruptos por su boca, todos ellos acompañados de la fusta, las bestias que tiraban del carro no podían desatascarlo. Ya desesperado y sin saber qué más hacer, se le ocurrió decir entre dientes «¿qué no vendrán los demonios a ayudarme?». Y fue justo decir eso y presentarse frente a él un puñado de demonios que se prestaron solícitos a ayudarle, «¿qué mandas?», le preguntaron todos ellos al unísono. Asustado y atemorizado por los demonios que tenía enfrente no se le ocurrió más que decir «que giréis esas piedras de arriba a abajo», de modo que en esa laboriosa faena se entretuvieron mientras él conseguía escapar. Y es desde entonces que la gente a aquellas piedras las llama Penyes del Diable.”
No te imagino a ti con un carro tirado por bueyes, pero si alguien se enfada contigo y te manda al diablo deberás empezar tu camino llegando a Bejís.
Puedes hacer tu visita todo el año, pero la mejor época para recorrer este paraje es el principio de la primavera.
Aunque se trata de una ruta de dificultad media (por el desnivel que hay que subir para superar el Peñascabia), puedes suavizar tu ruta aprovechando que el eje principal del recorrido es por pista apta para ir en coche y así empezar a caminar desde cualquier punto.
Iniciando el recorrido desde el valle del Palancia y siguiendo la dirección Peñascabia por la pista (ojo y no vayas dirección Los Cloticos), tendrás que tomar todas las bifurcaciones a la derecha que vayas encontrando y que te harán recorrer el Valle del Resinero hasta llegar a las Peñas del Diablo. Una vez llegues a la Nevera de la Buitrera, y siempre que el Demonio te lo permita, podrás volver por el Valle de Canales. A lo largo del recorrido te acompañarán las marcas horizontales, blancas y amarillas, propias de la señalización de los senderos de pequeño recorrido, y diferentes postes con señalización vertical que te ofrecerán diferentes variantes, pero cuidado, cada una de ellas requiere de un esfuerzo distinto, así que procura medir bien tus fuerzas.
En la página web del Ayuntamiento de Bejís podrás encontrar más información para poder completar con éxito el PRV-273.
El portell de l’Infern, Fredes. Parque Natural de la Tinença de Benifassà (Castellón)
Ruta Roja del Parque Natural: El Portell de l’Infern y el Salt de Robert. Distancia: 11 km. Tiempo 5h 30′. Grado de dificultad: Alta.
Otro clásico indispensable del senderismo en la Comunidad Valenciana que recorre una de las zonas naturales más bellas de toda España con el que cerramos de momento este viaje por las geografías del mal.
Enclavado en el Parque Natural de la Tinença de Benifassà, el Portell de l’Infern es un histórico paso natural que entre la cresta de la montaña y la roca servía como vía de comunicación entre los valles bajos de la Pobla de Benifassà y las tierras altas de Fredes.
“Cuenta la leyenda que en este territorio existió un castillo con cien alcobas y en el que moraba un noble rico que había hecho un pacto con el Diablo. Una de las puertas de esas cien habitaciones daba acceso al infierno, donde el señor del castillo guardaba todas sus riquezas y al que tan sólo él podría acceder.
Este noble se enamoró de una joven y, tras contraer matrimonio con ella, la llevó a su castillo, pero el destino por alguna suerte de maleficio no les quería dar descendencia. Una prima de la joven (muy creyente y fiel servidora de Dios), decidió romper esa maldición santiguando con agua bendita todas y cada una de las habitaciones. Cuando abrió la puerta que daba acceso al infierno, el castillo se derrumbó, dejando en su lugar el paisaje que hoy en día podemos ver. Desde entonces y hasta al día de hoy, según la leyenda, los días de mucho viento se ha de pasar a ras del suelo, tal vez haciendo penitencia, si no queremos acabar perdiendo la vida.” (Adaptación libre de la leyenda recogida por Alonso Lujan en su blog Volcanes Dormidos).
Y aunque en realidad la orografía del Portell de l’Infern ha sido creada por el incesante trabajo del agua y del viento durante miles de años, sus paredes verticales abiertas al abismo y la presencia de cabras salvajes (símbolo indiscutible de la personificación del Diablo) harán que con leyenda o sin ella el nombre nos parezca muy adecuado.
La mejor época para disfrutar al 100% del paraje es la primavera por la gran cantidad y variedad de flora existente, no obstante se puede recorrer todo el año, prestando especial atención a la meteorología y evitando los días con lluvia o nieve. No menosprecies ni infravalores la dificultad de la ruta, y ten mucho cuidado cuando pases por el Portell y no conviertas en triste noticia lo que debe ser una feliz jornada de montaña.
Si quieres conocer este lugar tendrás que llegar hasta la población de Fredes, y en el Carrer Baix verás el cartel indicador de la ruta habilitada por el Parque Natural de la Tinença de Benifassa y que aparece marcada como Ruta Roja.
Como todas las rutas de la red de Parques Naturales de la Comunidad Valenciana está perfectamente señalizada.
Tras un suave ascenso entre una frondosa vegetación llegarás al Mas de Pitxón, en tu camino atravesarás distintas microrreservas de flora de gran valor.
Un poco más adelante, ya descendiendo, podrás ver un paso estrecho entre dos rocas. El sendero continua prácticamente en llano hasta la balma del Portell con sus “gamellons” (bebederos tradicionales construidos en troncos vacíos donde se acumula el agua de lluvia) y al impresionante y mítico Portell de l’Infern (recuerda, si hace viento agáchate, pero no por la leyenda, si no para que una ráfaga de viento no te haga perder el equilibrio).
Atravesado el Portell de l’Infern descenderás hacia la senda que te llevará con otro pequeño ascenso hasta la Punta del Solà d’en Brull.
Continuando la senda pasarás la Font de l’Ombria y la Casa Forestal de la Tenalla, y pasada esta última podrás extasiarte en uno de los rincones más visitados y conocidos de la Tiença: el Salt de Robert. Una pista forestal ascendente te devolverá a Fredes.
Descárgate la ficha de la ruta: El Portell de l’Infern y el Salt de Robert (PDF, 907 kb).
Pero antes de alejarnos y abandonar los parajes de la impresionante Tinensa de Benifassa, y ahora que ya te has familiarizado con ellos, quiero contarte la historia del pastor del Boixar, de nombre Salvador. Este historia debe ser contada en valenciano, y así lo haré, no sólo por respeto al autor y a nuestra lengua, si no porque en la traducción se perderían muchos matices. Pero tranquilo, que si no sabes valenciano no hará falta que me mandes al diablo, ya que podrás encontrar en este enlace la versión en castellano: El pastor del Boixar.
“Salvador era pastor i vivia a lo Boixar, a prop de Fredes.
Quan anava a pasturar pel terme de fredes sempre feia nit al mas de Pitxón. Aquella nit vespre de la nit d’ànimes feia molt de fred, el cel estrelat allí els estels fugaços era un fet quotidià no feia falta esperar a la Nit de sant Llorenç.
Tocaren a la porta, i anà a obrir, s’estranyà que la gossa no lladrarà. En obrir va veure una dona molt prima i llargueruda i tota endolada.
– Bona nit, bon home puc arrecerar-me en sa casa.
– Passe, passe, dona està vostè en sa casa.
– Gràcies, fill, moltes gràcies.
Ja en el racó del foc Salvador li preguntà:
– Vosté no és de la Tinença, pel parlar, ho dic.
– Ser, no sóc, però conec la comarca.
– I què fa estes hores per ací.
– Doncs anava cap al Portell de l’Infern a fer un encàrrec però en arribar allà on els abeuradors i les balmes formen un paisatge tan especial, la boira era tan densa que he decidit recular. I en això que la llumeta de ta casa m’ha animat a no trobar-me cap ànima perduda i demanar allotjament.
Salvador li va oferir sopa de pastor.
En acabar se n’anaren a dormir. La dona a l’habitació que estava a sobre de la llar, i el pastor en una màrfega al costat del rafó del foc.
Passà la nit i a trenc d’alba desdejunaren sopes de pastor – pa dur, llet molt calenta i sucre- parlaren poc. La dona li comentà:
– Vosté no em reconeix?
– No, ara de dia tampoc.
– Ha de saber que ha sigut la primera persona que al veure’m no s’ha espantat.
– I per que ho hauria d’haver fet? Tinc la conciència tranquil.la, un ofici que m’agrada i una afició que m’encanta.
– Això es veu, l’ofici el de pastor i l’afició?
– Sóc herbolari i curander, m’encanta saber l’utilitat o la perillositat de les plantes per a guarir o salvar persones o animals.
– Què interessant¡ Dons t’he de dir que jo sóc la mort de la Tinença de Benifassà i he de tornar a per un ànima allà a Ulldecona i espere poder passar sense entrebancs pel portell de l’infern territori de dimonis, ànimes pèrdues i sortilegis mil.lenaris; ell l’unic lloc on es creuen les de la dalla, però saben a per qui anem.
– Ara que m’ho ha dit, anit el gos no lladrà, s’amagà en el buc del’escala i jo encara que estava dormir al costat del foc he estat gelat tota la nit.
La dona endolada li digué demana’m el que vullgues i si puc t’ho concediré.
Salvador pensarós li digué:
– M’encantaria ser metge.
– Home, això de les titulacions no es lo meu, però faré un pacte amb tu de per vida, cada vegada que visites un malalt tu, i sols tu em veuràs.
– Sí?
– I tant, si em veus en el capçal eixa persona se’n vindrà amb mi; pel contrari si estic en els peus del llit es salvarà. Metge com tu no hi haurà en tota la comarca.
I així fou com fa molts anys quan ja existia el Portell de l’infern un pastor, curander i etnobotànic de nom salvador féu el bé per tots els masos, llogarets i pobles de la Tinença de Benifassà.”
Me encantaría adornar esta entrada diciendo que fue tras una jornada de senderismo y alrededor de una hoguera, cuando mi amigo Llorenç Giménez me la contó, pero entonces estaría mintiendo.
La realidad es que como siempre que escribo un artículo pido ayuda a los que más saben, y tratándose de cuentos y leyendas esta vez le ha tocado a él (por cierto, si sigo así creo que mis amigos acabarán por no cogerme el teléfono). Con la sencillez de la que siempre hace gala este gran “cuentacuentos”, no dudó ni un segundo en echarme un mano.
Igual algún día, en una de nuestras jornadas de senderismo tienes la suerte de poder escuchar este cuento de su propia boca, pero mientras eso pasa te invito a que leas su último libro o a que te acerques a escucharle en uno de sus recitales públicos.
Espero que este artículo tan infernal con el que has recorrido algunas de las geografías del mal de la Comunidad Valenciana te haya gustado.
Cuando decidas recorrer estos parajes, no sólo tendrás que tener la conciencia tranquila y no hacer ningún trato con hombrecillos rojos con cuernos y rabo, también tendrás que llevar tu botiquín personal, así que aprende a elaborarlo con nuestro artículo “El botiquín ideal”. No olvides hidratarte correctamente y no dejes de poner en practica nuestros trucos para practicar senderismo.
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Recuerda que “la montaña es compartir”, y para ponértelo fácil tienes unos botones justo abajo que van de cine para eso.
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