Desde hace casi dos décadas, una vez al año, rebaños de ovejas merinas cruzan el centro de Madrid para celebrar la Fiesta de la Trashumancia. Conmemoran así una costumbre que empezó en el siglo XIII con Alfonso X el Sabio y que se mantuvo hasta mediados del siglo pasado. Esta práctica tuvo una gran importancia económica y social y hoy en día, estos caminos son bienes públicos que pertenecen a las comunidades autónomas. Según su anchura se clasifican en cañadas (las más amplias), cordeles, veredas y coladas. La práctica de la trashumancia se ha extinguido prácticamente, sin embargo el ganado sigue utilizando las vías con otros fines, y conservarlas también es importante por razones ecológicas y ambientales. Pero, ¿para qué podemos utilizar los ciudadanos las vías pecuarias?
Para los amantes de la naturaleza estos caminos son ideales para practicar senderismo, cicloturismo o montar a caballo. Una página muy recomendable es “vías pecuarias de Madrid” donde detallan 74 rutas senderistas por la red de vías pecuarias de la comunidad. Los caminos están clasificados según la dificultad, la distancia, la estación del año recomendada y las actividades que se pueden hacer en ellas (caballo, bici, a pie, con niños, turismo ornitológico…).
Otras comunidades también han sabido aprovechar este recurso y ofrecen rutas por sus senderos trashumantes, es el caso de Extremadura, aunque su información no está tan detallada. En esta comunidad, en Malpartida de Cáceres, existe un centro de interpretación de las vías pecuarías con información para quien esté interesado en el tema.