Revista Aventura

Senderismo y trekking: El calzado ideal.

Por Manil

Si has llegado hasta aquí porque buscas a alguien que te aconseje qué marca o qué modelo de calzado para senderismo te debes comprar, lamento desilusionarte, pero no encontrarás la respuesta.

Esta entrada tampoco es el Santo Grial de las botas de alta montaña, así que si andas pensando en comprarte unas para hacer alpinismo, este artículo tampoco te servirá.

En cambio, si lo que quieres es saber qué le tienes que pedir a tu calzado para la práctica del senderismo o del trekking, aquí encontrarás las claves para no equivocarte, pero has de saber que ese «calzado que sirve para todo» y los unicornios tienen algo en común: que no existen.

Hace unos días, Tania, una de nuestras socias más jóvenes, me escribía pidiéndome consejo sobre el calzado que se debía comprar para hacer una travesía por los Pirineos franceses.

Podía haberme limitado a contestarle, pero las preguntas individuales son siempre la punta del iceberg de las dudas generalizadas, y por eso, para dar respuesta a cualquiera que tenga la misma duda, he decidido ponerme manos a la obra con esta guía rápida para elegir el calzado ideal para practicar senderismo.

CARACTERÍSTICAS BÁSICAS

Dependiendo del uso que vayas a darle a tu calzado (es decir, de los terrenos por los que te vayas a mover, la actividad principal que vayas a desarrollar y el clima), deberás optar por una tipología u otra, así que empezaremos por diferenciar las tres categorías básicas que te puedes encontrar y su uso más común.

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    Bota de caña alta. Ilustración: Manil Raga.

    Bota de caña alta.

    • Su caña alta ayuda a mantener el equilibrio y protege el tobillo de impactos y torceduras.
    • Son ideales para llevar cargas más pesadas (por ejemplo, si vas a realizar una travesía con equipo de media autonomía o de autonomía completa).
    • La suela es más rígida que en otros calzados más ligeros, ya que se han diseñado pensando en ese peso extra de llevar un equipo pesado a cuestas.
    • El grosor de la suela permite que su dibujo sea más profundo, haciendo por lo general que este tipo de calzado tenga un excelente agarre.
    • Es necesario un periodo bastante largo de adaptación y uso antes de caminar con ellas. Sin ese «rodaje», te arriesgas a sufrir ampollas, rozaduras y otra serie de males que podrían tirar por tierra tus planes.
    • Su peso, bastante elevado, es una de las características que se deben tener en cuenta.
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    Bota de media caña. Ilustración: Manil Raga.

    Bota de media caña.

    • La caña llega justo a cubrir el tobillo, de modo que protege parcialmente la articulación de posibles impactos, pero no ayuda a la estabilidad del mismo. Permiten una buena movilidad al tobillo, facilitando la correcta pisada.
    • Es la más habitual en la práctica del senderismo y trekking en jornadas de un día (ideales para gente con poca experiencia o para realizar rutas en las que se desconocen las características técnicas).
    • Su suela es bastante flexible, por lo que se adapta muy bien a diferentes terrenos, pero esta flexibilidad también hace que se desgaste fácilmente. Factores como el peso que han de soportar (nuestro peso más la carga) y el tipo de suelo por el que caminemos, son determinantes en la duración de las mismas.
    • La suela tiene un taqueado (dibujo y profundidad de los tacos que conforman su dibujo), relativamente profundo, lo que favorece el agarre.
    • El periodo de adaptación es bastante rápido, bastan dos o tres puestas para que se ajusten a nuestra horma.
    • Son relativamente ligeras, aunque aquí hay gran diferencia entre los fabricantes y los materiales usados en su fabricación.
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    Deportiva de trekking. Ilustración: Manil Raga.

    Deportiva de montaña o zapatilla de trekking.

    • Carecen de caña, por lo que el tobillo está al descubierto, quedando expuesto a torceduras e impactos. Permite una movilidad absoluta del pie, facilitando adaptar el gesto de la pisada al terreno.
    • Si llevas tiempo practicando senderismo y tienes los tobillos y la musculatura inferior de la pierna bien desarrollada, son el calzado ideal para las excursiones de un día.
    • Su suela es extremadamente flexible, ajustándose perfectamente al terreno. Esta flexibilidad se debe en parte a su menor grosor, y por ello su desgaste es el más rápido de los tres.
    • El dibujo de la suela es menos profundo, por lo que el agarre se ve seriamente reducido con el desgaste (llegando a ser peligroso al caminar por pendientes con material suelto).
    • Su rodaje en inmediato, pudiendo prácticamente estrenarlas el mismo día (si la ruta no es demasiado larga o comprometida).
    • Son muy ligeras, pesando en ocasiones lo mismo o solo un poco más que una deportiva convencional.

LA IMPORTANCIA DE LA SUELA

Como has visto, cada una de estas tres categorías (que reconozco he simplificado mucho para que este post sea más ligero y rápido de leer), tiene unas características diferentes para con sus suelas.

Debes saber que el grosor de la suela y el material con el que está fabricado influyen directamente en la duración, en el agarre y en el peso de la bota. Es decir, una suela «más duradera» y con un taqueado más marcado para mejorar el agarre es una suela más gruesa y más pesada.

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    Suela calzado de montaña. Ilustración: Manil Raga.

    Materiales más comunes 

    • Caucho: Las suelas de caucho tienen una buena relación entre agarre y durabilidad (de ahí que sea el material con el que se fabrican los neumáticos de los automóviles). Dependiendo de su densidad, estas suelas pueden ser más o menos blandas. Cuánto más blandas son, mejor es su agarre y menor su duración. El caucho es relativamente pesado, por lo que la tendencia de los fabricantes es usar diferentes materiales en la estructura de la suela para aligerar peso (como goma EVA o poliuretano).
    • Poliuretano: Tienen mayor agarre y menor peso que las fabricadas en caucho, pero su duración es muy inferior ya que no son tan resistentes a la abrasión. Además, dependiendo de las condiciones de almacenaje (en el comercio o en casa), su duración puede ser mucho menor (es muy común que las suelas fabricadas con este material se desintegren, algo que es de lo más inconveniente).

Existen empresas especializadas en exclusiva en la fabricación de suelas, de modo que puedes encontrar en el mercado diferentes marcas de calzado armadas con las misma marca de suela (una de las más conocidas es Vibram®), y también hay fabricantes de calzado que diseñan y fabrican sus propias suelas (como sucede en el caso de Salomón).

Una de las reparaciones más habituales en el calzado de montaña es la de la sustitución de la suela (que por ejemplo, es la opción por la que optó Manuel en nuestro artículo dedicado al mantenimiento y cuidado del calzado de montaña).

Pero independientemente de quién fabrique la suela, lo que tienes que fijarte es en las características de su taqueado, y valorar si su dibujo se adaptará a la mayoría de los terrenos por los que vas a moverte y si cumplirá con algunas otras características deseables.

  • Funciones y características de la suela.

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      Autolimpieza: Es importante que el diseño de los tacos facilite la expulsión de gravilla o barro, de manera que no acaben cegados y perdiendo agarre. Un buen diseño de taqueado evitará que pierdas agarre por acumulación de restos.

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      Amortiguación: El tacón reforzado te ayudará a absorber y reducir el impacto de la carga del pie al caminar. El material intermedio usado en la construcción del tacón será menos rígido para cumplir mejor con esa función.

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      Puntera:
      Para proteger de los impactos en los dedos contra piedras u otros elementos del camino es muy importante la punta de la suela cubra parcialmente la puntera de la bota. Un puntapié mal dado a un tocón de un árbol o cualquier saliente que no hayamos visto puede desde causar un gran dolor a incluso provocar alguna lesión más seria (como un rotura).

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      Apoyo lateral:
      Un buen taqueado a lo largo del perímetro de la suela te ayudará a caminar con seguridad por terrenos con pendiente lateral. Este apoyo y agarre es vital cuando andamos por sendas aéreas o desfiladeros, o cuando hemos de bajar o subir por una pendiente pronunciada usando la técnica del zig-zag.

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      Tracción:
      En las subidas pronunciadas, el tercio delantero de la suela juega un papel crucial, ya que es precisamente esa zona la que debe ser capaz de dar estabilidad y agarre a nuestros pasos, evitar que demos patinazos y asegurarnos una buena tracción.

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      Freno:
      Los tercios medio y trasero son los encargados de frenarnos y retenernos en las bajadas. Es muy habitual resbalar en las bajadas cuando nuestras suelas empiezan a dar síntomas de desgaste. Si empiezas a notar esto pero tu calzado está en buenas condiciones, siempre puedes optar por renovarte la suela.

    • Rigidez y flexibilidad: Una suela más rígida te permitirá mantener mejor el equilibrio cuando camines por entornos pedregosos, además de evitar que notes las piedras, gravilla o demás elementos, por el contrario, te resultará más incómodo desplazarte por terrenos en los que hayas de adaptar tu pisada y necesites sentir el tacto (por ejemplo, si has de hacer alguna trepada), en cuyo caso es más conveniente una suela más flexible. Puedes comprobar la flexibilidad de la suela sujetando la bota por el tacón con una mano y la punta con la otra, y en esa posición, retuerce un poco hacia derecha e izquierda, y de delante hacia atrás (te sorprenderá la diferencia de comportamiento ante ese movimiento de los diferentes modelos).

ELIGIENDO LA TALLA

Hubo un tiempo en el que la variedad de calzado de montaña en el mercado nacional estaba muy limitado, además era un calzado muy tosco y rígido, creado y diseñado para aguantar y resistir (dejando en un segundo plano aquello del confort).

Pero el aumento de la demanda de calzado específico para montaña, la llegada al mercado de marcas extranjeras, los avances técnicos en los materiales y una importante inversión en I+D por parte de los fabricantes, han hecho que tengamos un inmenso abanico donde elegir.

Cuando solo había dos o tres modelos, elegir la talla era sencillo, ya que de manera genérica te decían aquello de «compra una talla más de la que gastes, con el fin de no golpearte los dedos del pie en las bajadas«. Y vale, es verdad que las uñas de los dedos gordos no se convertían en mejillones, pero a cambio obteníamos unas fantásticas rozaduras y ampollas por el baile del pie en el interior de la bota.

Ahora los modelos, las hormas y los materiales permiten que puedas llevar el pie sujeto al tiempo que no te destrozas las uñas, pero aun así hay dos o tres cosillas que debes tener en cuenta:

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    Pruébate el calzado:
    No lo dudes, sé que comprar por internet es tentador, e incluso puedes encontrar ofertas brutales, pero las botas de montaña te las has de probar. Así que acude a tu tienda especializada más cercana y pruébatelas con calcetines técnicos. Además, si te surgen dudas, sabrán aconsejarte.
  • Usa calcetines de montaña: Sé que le tienes apego a los calcetines de lana que te hizo tu madre cuando ibas al instituto, pero va siendo hora de que le des una oportunidad a los calcetines técnicos para senderismo y trekking.
  • Ajusta la bota: Una vez hayas metido el pie, asegúrate de ajustar bien los cordones de la bota, de modo que la caña del pie quede firmemente sujeta. Comprueba del pie no se desliza.
  • Mueve los dedos: muy importante, comprueba que tienes suficiente espacio para mover los dedos con comodidad y que no notas molestias ni golpes con la punta de la bota.
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    Prueba la flexibilidad.

    Comprueba el talón: No has de notar que te apriete o te roce. Golpea el suelo con la punta de la bota para avanzar los dedos hacia delante, y una vez hecho esto, comprueba que hay suficiente espacio en el talón para que puedas introducir el dedo índice.

  • Camina con ellas: Da unos pasos por la tienda y presta atención a cualquier posible molestia. Cualquier pequeña incomodidad se puede convertir en una tortura tras cinco o seis horas de uso intensivo del calzado, llegando incluso a provocar lesiones en los pies (por ejemplo, fascitis plantar) y en otras articulaciones al modificar la pisada para evitar la molestia (caderas, rodillas, tobillos).
  • Comprueba la flexibilidad: Con las botas puestas, ponte de cuclillas. La bota debe flexionar sin que te provoque dolor en el empeine. 

ELIGIENDO LOS MATERIALES

Antes te decía que la tecnología en el calzado de montaña ha evolucionado mucho, así que ahora ya no has de comprar necesariamente botas confeccionadas con piel (a no ser que sean las que mejor te van). 

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Membrana impermeable. Ilustración: Manil Raga

Unas botas de piel, bien cuidadas, son muy duraderas (recuerda que si la suela se desgasta, puedes poner una nueva), por contra, normalmente tienen un peso mayor que las confeccionadas con materiales sintéticos y además transpiran un poco menos.

Pero al margen de tu preferencia personal (aquí la estética también influye mucho), es interesante que tu calzado de montaña disponga de una membrana que le de cierto grado de impermeabilidad pero que permita la natural transpiración, evitando así llevar los pies mojados o húmedos.

Estas membranas o recubrimientos son muy habituales, el más famoso es el tratamiento Goretex®, pero no es el único, ya que algunos fabricantes implementan el suyo, con un funcionamiento similar y su propia denominación.

Aun así, debes tener presente que el grado de impermeabilidad es limitado, ya que de lo contrario tampoco tendrían la capacidad de permitir evacuar la humedad del pie en forma de vapor de agua (vamos, que no te pongas a saltar en los charcos como si fueran botas de agua).

LOS «OTROS» CALZADOS DE MONTAÑA

Senderismo y trekking: El calzado ideal.
Calzado de descanso. Ilustración: Manil Raga

Una amalgama brutal de sandalias, chanclas, chancletas, zapatillas, y demás han irrumpido en las tiendas especializadas ocupando un buen espacio en sus estanterías, de manera que podrías hasta creer que puedes sustituir tu calzado habitual de montaña por ellas, pero lo cierto es que no es así.

Las famosas «sandalias de trekking«, que tan a gusto llevan los guiris para salir de copas por Benidorm, no son lo más adecuado para caminar por la montaña, ya que acabaremos lesionados, o bien por el impacto con alguna piedra, por clavarnos alguna rama o por recibir el picotazo de algún ciempiés al que hayamos molestado. Así que nos limitaremos a usarlas como calzado de descanso o para esas otras cosas que no nos llevan a movernos por montaña.

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Calzado acuático. Ilustración: Manil Raga.

Tampoco debes usar chanclas o cualquier otro calzado que no sujete firmemente el pie (olvídate de los zuecos de Frank de la Jungla).

En ocasiones la progresión la harás por entorno acuáticos, y cuando sea así, deberás usar un calzado específico para ello (como las comúnmente conocidas como cañoneras). Asegúrate de que tanto la punta como los laterales están reforzados, que la mayor parte del pie esté protegido y que su sujeción sea firme (¿no querrás quedarte descalzo en mitad de un río, verdad?).

DETALLES QUE MOLAN

Dice un dicho popular que «cuanto más azúcar, más dulce», y esto vale para todas las cosas de la vida, incluido lo de comprarnos unas botas.

Además de todo lo que hemos hablado, el calzado de montaña puede llevar incorporado una serie de mejoras con respecto a su sujeción, como trabillas de ajuste bloqueadoras o cordoneras de lazado rápido.

Pero sin duda, una cosa que puede resultarte interesante si ocasionalmente vas a caminar por terrenos donde se pueda forma hielo, es que dispongan de un pequeño resalte en el talón para la fijación semiautomática de los crampones (en el caso de las botas semirrígidas), aunque este tipo de calzado (al igual que las botas rígidas), es más propio del alpinismo que del senderismo.

¿SABES BRICOLAJE?

Sí, sí, has leído bien. Como la «bota que vale para todo» no existe, más vale que vayas mirando las instrucciones de montaje del nuevo zapatero de esa famosa tienda de muebles suecos y le eches un ojo a algún capítulo de bricomanía, porque sin duda vas a necesitar algún sitio donde meter todo tu calzado de montaña.

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