La primera vez que alguien me llamó así, yo tenía unos 25 años. Fue un niño. Me quedé petrificada. Estuve a punto de responder una barbaridad. ¿Señora? ¿ Yo? ¿Pero tú de que vas, chaval? Él pobre sólo pretendería ser educado, pero como me dolió. Qué cruel es la juventud a veces. Le perdono porque no era consciente de lo que decía.
Venga, los niños no se dan cuenta. Pero ¿y la cajera del súper del otro día ? ¡Si yo tenía su edad hace nada! Lo hizo por fastidiar, seguro. Cabrita. ¿Y la camarera del sitio aquél? Si aparentaba diez años más que yo. Me fastidió la comida. Mala persona.
Soy chica, soy joven, soy mujer… Anda que no hay palabras. O, ante la duda, que me no me digan nada. La próxima vez que me llamen así no contestaré. No pienso darme por aludida. Si es que estoy hecha una chavala.