Revista Cultura y Ocio

“Señora, con la Iglesia hemos topao ¡Ni que el Cabrero fuera el estrangulador de Boston!” (El Cabrero 1981)

Publicado el 13 febrero 2012 por Elcabrero @JoseELCABRERO

Entre lo apretado de la gira de 1980 y los problemas con los pelentrines nos habíamos olvidado de lo acaecido en Alcolea de Córdoba[i] cuando recibimos una citación del juzgado: El fiscal calificaba lo sucedido como delito de blasfemia, le pedía 5 meses de arresto mayor y 50.000.- pesetas de multa. Así, José despedía el año procesado por dos delitos: desacato y agresión a la autoridad y blasfemia: “No sé qué me indigna más, lo de Lucas[ii] o lo de la blasfemia… si pa mi dios no existe ¿Quiénes son estos inquisidores para denunciarme en nombre de un dios que nadie ha visto en la vida? ¿Él se ha quejao?”

El 20 de enero de 1981 nos trasladamos, familia y cabras, a Dos Hermanas. José había estado en el Festival Juan Talega en junio y allí conoció a nuestro compadre, Paco Zurita, que le habló de una finca enorme, La Corchuela, donde podía entrar el ganado libremente. A José, eso, no se le olvidó: “Primero, hay que buscar una majá que tenga salida hacia esa finca, de eso me encargo yo: tú busca una casita que no quede lejos del corral”. Siempre las cabras por delante y con argumentos contundentes: “ellas dependen de nosotros y nos dan todo lo que tienen ¿Tendré que procurar su bienestar antes que el mío, o no? Si no, lo mejor es no tenerlas”.

Compramos un adosado, todo muy pequeño,  3 habitaciones, un patio delantero, sin vallar y un minúsculo patio trasero, todo a medio terminar, en la barriada Las Portadas, donde vivía Paco Zurita. Con su ayuda y la de otros amigos como El Moreno y El Chato cercamos el patio y acondicionamos la vivienda y poco a poco aquello fue cobrando intimidad y calor. Sembré rosales, jazmines, buganvillas, claveles, geranios, un naranjo y un limonero que hoy son árboles frondosos.

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De careo en Dos Hermanas

José instaló sus cabras, primero en un corral que nos cedió un amigo y más tarde en una parcela que compramos a pocos minutos a pie de nuestra casa. El paisaje era tan diferente a Aznalcóllar como lo era el entorno; allí convivíamos entre familias vinculadas a las labores del campo y del ganado mientras que nuestros nuevos vecinos eran trabajadores de la industria o los servicios, clase proletaria, más concienciada y formada y, por eso, más solidaria. Frente a la animosidad de la mayoría de nuestros vecinos de Aznalcóllar, en el tema de las Vías Pecuarias, la comprensión y el apoyo de los nazarenos[iii] fue como un bálsamo. Por eso, aunque echábamos de menos el paisaje de Aznalcóllar y gente muy querida que dejamos allí, pronto nos sentimos en Dos Hermanas como en casa.

El 23-F José había salido al campo, como de costumbre, y no había vuelto cuando me llamó Zurita: “Hay que quitar a José de ahí, Elena, porque si esto cuaja van a ir a por él, seguro.” Como yo aún no tenía coche, salieron en su búsqueda pero no lo encontraron… También nos llamaron de CNT ofreciéndonos un vehículo para llevarlo a un lugar seguro. Había miedo, José, desde el corral hasta nuestra casa, sólo encontró calles vacías y silenciosas… hasta yo tenía el transistor al mínimo volumen intentando escuchar a la vez las noticias y la calle. Zurita me llamaría de noche para venir a recogerlo pero José decidió acostarse a dormir: “Ya sé que esconderse no es de cobardes, sólo es protegerse pero, en cada pueblo sabemos quiénes son los fascistas y donde se reúnen. Si somos muchos más ¿Por qué no salimos a plantarles cara y a impedir que se muevan? Me quedo aquí y si la izquierda sale a la calle, avísame” Y se durmió hasta que llegó la hora de ordeñar. Yo estuve toda la noche pendiente de las noticias que daba la SER y lo puse al corriente por la mañana, especialmente de la intervención del rey: “Los militares hasta el mocho en la intentona y el rey el salvador… pues ya tenemos los españolitos Borbón pa rato”. Y la verdad es que al rey no le vino nada mal aquello: la izquierda, de corriente republicana en su inmensa mayoría, amenazaba con arrasar en las próximas generales. Y ganó pero ya casi todos aquellos republicanos se habían se habían hecho antimonárquicos pero juancarlistas en reconocimiento a su valiente defensa de la democracia el 23-F.

El año 1981 dio para no aburrirse: traslado a Dos Hermanas, 23-F, más de cien conciertos, un disco y dos juicios; uno por blasfemia, que se celebraría en otoño y el más cercano, por desacato y agresión a la autoridad.

Había cantado la noche antes en Alhaurín y llegó a la Audiencia sin dormir. Esperándolo una buena representación de Las Portadas y algunos amigos que nos dieron calor. José se limitó a repetir lo que había sucedido: “El único paso que dejaron para el ganao, al usurpar la verea, era el yo llevaba y aquel hombre, con una escopeta apuntándome no me merecía confianza y por eso le quité el arma y se la entregué a la guardia civil. No la utilicé contra él ni contra nadie y no le pegué”.

No recuerdo cuánto duró el juicio, me pareció una eternidad, pero sí a José muy seguro en sus respuestas y al guarda, por el contrario, dubitativo y lleno de contradicciones. Soberbio, José Mª Rubio: “Un ambiente de crispación, en un contexto social donde los factores de desequilibrio vienen dados por fuertes intereses personales, han sido la causa del conflicto entre el procesado y el guarda jurado de Andaluza de Piritas, por lo que pido la total absolución de mi cliente”. Así finalizaba su magnífica intervención. Y fue absuelto: el guarda no pudo demostrar haber sufrido agresión alguna y quedó patente el conflicto por el tema de las Vías Pecuarias. Ni el fiscal ni Andaluza de Piritas recurrieron la sentencia.

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Otra cosa sería el juicio por blasfemia que se celebró al finalizar la campaña de festivales de verano. José Mª Rubio no estaba colegiado en Córdoba y no juzgó necesario hacerlo: “En España ya no se mete a nadie en la cárcel por blasfemia; cualquier compañero de Córdoba lo puede llevar sin problemas”. Pero Pulpón ya había hablado con cinco bufetes y ninguno quería defender al blasfemo: “Señora, con la Iglesia hemos topao ¡Ni que el Cabrero fuera el estrangulador de Boston! Me dice uno amigo que en la COPE lo han estado machacando mucho con esto y nadie se quiere poner en contra de los curas”. Estábamos sorprendidos pero seguíamos sin darle mucha importancia al asunto cuando un joven abogado cordobés, José Antonio Guiote Ordóñez, se hizo cargo de su defensa.

José arrastraba una bronquitis, que se agudizó durante el viaje, y optamos por quedarnos en un hotel cercano a los juzgados y avisar a un médico que le recomendó guardar cama. Le expliqué el motivo de nuestra estancia allí y él insistió: tiene mucha fiebre; yo les voy a dar un certificado y mi obligación es decirle al Sr Domínguez que no se mueva de la cama en estas condiciones. Así que el juicio se celebró sin la presencia de José y lo condenaron como autor criminalmente responsable de un delito de blasfemia a cinco meses de arresto mayor y cuarenta mil pesetas de multa.

Durante la vista, los mismos que lo denunciaron ante la guardia civil, lo exculpaban ante el juez declarando que, en efecto, José se encontraba en un estado de profunda irritación debido a su afonía, que no hubo intención de ofender y que el público lo despidió entre aplausos. Pero, sobre todo, teníamos una prueba fehaciente de que su “mecagoendios” no había suscitado malestar ni escándalo público, que es a lo que se agarraba el fiscal: entre el día de los hechos que se juzgaban y el juicio, José había sido contratado de nuevo por la misma organización y en el mismo pueblo y, cuando intentó disculparse, el público se lo impidió con sus aplausos… ¿Cómo es que la sentencia no tenía en cuenta estos hechos y afirmaba todo lo contrario? Recurrimos convencidos de obtener resultado favorable ante la Audiencia y ya se verá más adelante que no fue así.


[i] Ver En cualquier otro sitio que no sea Aznalcóllar siempre voy a serle extraño al paisaje y él a mí (El Cabrero 1980)

[ii] Ver Has atentado contra una autoridad y se te va a aplicar la ley antiterrorista” (El Cabrero 1980)

[iii] Gentilicio de los habitantes de Dos Hermanas


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