18.32 horas // Me envían esta carta abierta a los políticos. Muy oportuna hoy, día en el que se está resquebrajando por dentro el Gobierno de coalición Sánchez-Iglesias que lleva más de 7 horas negociando el control del poder durante el estado de alarma. Pasen y lean, que esta crisis del coronavirus puede desembocar en una potente crisis de Gobierno:
Soy una jubilada de 71 años. He sido docente y en la actualidad escribo libros. Estoy en cuarentena por contacto directo con un afectado ingresado. Tengo seres queridos en situaciones muy complicadas. También tengo un hijo médico “en trincheras”. Escribo esto desde la perspectiva de una ciudadana de a pie que observa, padece y trata de entender la situación histórica que estamos viviendo. A través de mi hijo y otros médicos familiares y amigos estoy al día de la situación sanitaria real. De su precariedad, falta de previsión, angustia, agotamiento, desesperación.
También sé que, a pesar de todo, se están dejando la piel desde el primero hasta el último escalón dentro de la magnífica sanidad pública que tenemos. También estoy teniendo el privilegio de seguir esta crisis a través de personas con mucho sentido común y muy preparadas. Todas ellas lo veían venir desde los primeros días que aparecieron la imágenes de China en los medios. De esto han pasado más de tres meses. La cobardía, la prepotencia, la infinita estupidez del ser humano, que decía Newton, hacen que nos encontremos ahora en una situación crítica que se podía haber controlado mucho antes y por lo tanto mucho mejor.
No entiendo nada de economía pero soy capaz de entender y filtrar las noticias y las posibles consecuencias que todo esto puede tener. Imagino que el mundo tendrá que recolocarse de nuevo, encontrar nuevas formas de convivencia y resolver problemas nuevos. Desde mi retiro forzado observo con verdadero interés cómo el mundo reacciona ante semejante revolcón, como se defiende de un organismo microscópico y cómo baja la cabeza con la humildad perdida desde hace tanto tiempo.
Mi creciente (bendita que diría Gabilondo) curiosidad por saber y entender todo lo que me rodea hace que me mantenga al día a pesar de mi edad. Y yo, que me creía tan moderna y actualizada, me he ido encontrando cada día más alejada del mundo dominante, de sus motivaciones y valores. Cada votación política que realizo por puro deber cívico me produce menos entusiasmo. Aún recuerdo la profunda emoción con la que introduje la papeleta en la primera votación democrática de la historia reciente de nuestro gran país. Similar, quizá, a aquella primera comunión de entonces, cuando yo aún creía en lo que me decían, y cuando aquel hecho tan sagrado significaba entrar en un mundo digno y mejor.
El deterioro democrático que estamos sufriendo, el odio creciente al distinto, el miedo a todo y todos podría solucionarse si somos capaces de manejar bien esta crisis. Señores políticos, en una democracia solo puede trasmitir y contagiar valentía, y por lo tanto obediencia, aquél que es valiente, sincero y digno. Sean valientes, asuman responsabilidades, no reboten las decisiones duras y complicadas de unos a otros para evitar la pérdida de votos. En este momento a nosotros, los de a pie, nos importan un comino los votos, solo queremos verlos unidos, trabajando duro y demostrando que son capaces de estar a la altura de las circunstancias. La vida les ha dado una oportunidad única y muy difícil, lo sé, para demostrar que son útiles, para conseguir que el pueblo deje de despreciarlos, y sobre todo para librar al mundo de una situación tan grave.
Nosotros estamos dispuestos a seguirles, a cumplir con nuestra obligación de ciudadanos pero necesitamos que ustedes sepan guiarnos con su trabajo, ejemplo y generosidad. Señores políticos, necesitamos que nos lideren de verdad y que demuestren al mundo que una democracia es capaz de vencer una crisis como esta y que no hacen falta dictaduras salvajes para manejar situaciones límites. En sus manos estamos, les recomiendo que tomen nota del trabajo que están realizando nuestros sanitarios, aprendan de ellos lo que es entrega, solidaridad y espíritu de especie. Necesitamos de su dignidad de gobernantes, no nos fallen. No desaprovechen esta oportunidad histórica para demostrar que las democracias siguen mereciendo la pena.
Creo que el mundo ya nunca será igual después de esta crisis. Es posible que yo no lo vea, pero tengo la esperanza de que la deriva absurda que estaba tomando en esta zona en la que vivimos y que osamos llamar civilizada se corrija, mejore, y recupere los auténticos valores que hacen que una sociedad funcione. Es mi gran esperanza. Mil gracias a todos aquellos que luchan por demás y mucha suerte a todos.
Carlota Lama
#QuédateEnCasa #YoMeQuedoEnCasa #FrenarLaCurva ¿A QUÉ ESPERAS?
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