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Me da pena el gremio periodístico patrio... Sí, porque debe de ser bastante penoso ser periodista y periodisto y tener casi la obligación de tener que considerar como "fascinante" , "emocionante" , y hasta "apasionante" el panorama político que estamos viendo últimamente cuando, primero, no se distingue gran cosa del de hace 30 años atrás, que cambiar estéticas y siglas no significa que haya cambios de ningún tipo; segundo, porque la dialéctica de sus señorías y señoríos no se ha distinguido nunca por una oratoria fluida e inteligente y esto del "tú más, no, tú más, no, tú más" y los argumentos de caca, culo, pedo, pis también están muy vistos y son muy cansinos; tercero, porque es todo una payasada y para ver payasos, que es una profesión muy digna y bien reconocida, se debe ir al circo y pagar la entrada.Sus señorías y señoríos están incurriendo en un nefasto e impropio intrusismo profesional, con lamentable resultado y fracaso total: no tiene gracia. Es decir, cambiar, lo que se dice cambiar, no ha cambiado nada ni hay nada "fascinante" ni "apasionante" ni "emocionante" en ver a quien se erige como representante de los ciudadanos recurriendo a los mismos modos de hace 30 años pero de las maneras más macarras posibles. Cosa que no tiene ningún mérito, porque todos y todas llevamos un macarra dentro y nada más fácil que dejarlo libre y que corretee. El mérito es, precisamente, lo contrario, domar con educación y erudición al macarra interior y reconvertirlo, si acaso, en algo que diga lo mismo pero con inteligencia e ingenio. Pero claro, eso exige un esfuerzo mental para el que no todos y todas sus señorías y señoríos están capacitadas y capacitados. Por tanto, si algo ha cambiado, es que parece que ahora la gente se mete a política como quien se hace socio de un club de fútbol y con la única intención de formar una peña y montar jaleo; lo de menos es el partido y el resultado, se monta jaleo y punto.
Claro que ¡qué se yo de políticas o de fútbol, si hace 30 años yo estaba muy ocupada con mis cosas de ser "preadolescente" (que ni sabía lo que era) y no me preocupaba nada relacionado con la política ni el fútbol salvo como mera observadora/oyente ocasional. Y si usted, como yo, estaba hace años en edad de no poder votar pero sí de escuchar, no encontrará grandes diferencias entre los modos políticos de entonces y los de ahora, salvo que ahora hay muchos más canales de televisión y las llamadas "tertulias políticas gritonas" proliferan de un modo nunca visto. Eso es lo que sí ha cambiado, que las cadenas de televisión han encontrado un nicho de audiencias en esto de los "debates políticos" y parece que la política ha cambiado pero no es cierto. Si usted no había nacido hace 30 años , es lógico y natural que lo encuentre todo novedoso pero ya le digo yo que no. Las pullas que se dedican sus señorías y señoríos estos días son meros berrinches de guardería con un nivel dialéctico y de una pobreza que sonroja. Y me hace pensar que si toda esta gente "nueva", que se nos presenta como representante de los ciudadanos, es producto de la enseñanza escolar y universitaria de este país de estos últimos años, no tengo más remedio que decir que viendo que se accede a ser señoría y señorío con tan pobre bagaje cultural, habiendo casi todos pasado por la universidad, eso demuestra que la educación pública, privada y concertada de este país es una pura mierda. O la gente hacía muchas pellas o papá y mamá eran muy amigos de la dirección del colegio y pasaban de curso por la pura jeta.
Hay quien se presenta como "el cambio", "el progreso" y "las ganas de hacer las cosas de otra manera", tanto de una bancada como de otra... Señoras y señores, dejémonos de tonterías, ni son tan jóvenes ni mucho menos "jóvenes promesas" porque no son "jóvenes" ya que estar rondando o ya metidos en la cuarentena no es ser joven ni sinónimo de "juventud", por mucho que nos guste a todos y todas ser y sentirnos jóvenes hasta los 70 años y más allá, que ahora no te dejan ser viejo ni aunque lo pidas por favor. ¡El nuevo castigo universal es ser joven para siempre! Dios, ¡qué pereza! Y quien está en la veintena o saliendo de ella tampoco ya es tan joven como se cree, pues a esa edad ya está o debería estar lejos de los comportamientos y lenguajes de la adolescencia y, para colmo, repiten como loritos los comportamientos, las actitudes y el argumentario viejuno y ya oído y solo imitado de sus mayores.
¿Dónde está, entonces, la gran novedad? Pues, básicamente, en la mala educación generalizada y en el acoso como táctica política. Vaya una "novedad". Treinta años atrás también se hacía esto del acoso político pero de forma aún más agresiva y terrible, con bombas debajo de los coches, secuestros y tiro en la nuca incluido; algo que nos parece muy de tiempos remotos, casi del Imperio Romano, pero ni mucho menos, no hace tanto de todo eso. El "cambio" en este país ya se produjo el día que cesaron los tiros en la nuca en plena calle y los secuestros que fueron, por desgracia, casi habituales en el paisaje patrio durante largos años. Ese ha sido el verdadero cambio, el resto es más de lo mismo con diferentes caretos y la elevación de la mala educación al grado de loa y admiración, algo que tampoco es nuevo pues en este país siempre se ha admirado más al que pega tres gritos aunque diga una bobada que a quien se explica sin levantar la voz. Tampoco es novedoso no llevar traje y corbata, pues las mujeres no llevan ese "uniforme" y no dejan por ello de cobrar lo mismo por ser señoría y, por tanto, encuentro justo y necesario que los señoríos nos alegren la vista con nuevas combinaciones de vestuario y peinados que, por supuesto, analizaré con todo detalle y también, como se ha hecho siempre con las féminas, criticaré los mejores y peores estilismos y sus posibles cambios de humor dependiendo del color de las camisas y demás complementos que elijan, tanto sus señorías como sus señoríos. Porque, por lo demás, nada nuevo bajo el techo del Congreso. Hablan con menos gracia y menos dotes para la oratoria, aunque tampoco a las "nuevas promesas" del cine español se les entiende la mitad de lo que dicen, debe de ser lo que se llama "el signo de los tiempos".
Y no, no insista, comprendo que es molesto; ¡qué nos va a decir a Kate Moss y a servidora! Pero con cuarenta años, año más o año menos, ya no se es joven. Una pena pero también una liberación, ser siempre joven debe de ser de lo mas cansado y agotador y por eso lo de la eterna juventud no funciona ni aunque te vistas de adolescente hasta los 70. La ropa será nueva, lo de dentro no. Hay que saber aceptar que no se es joven toda la vida, o de lo contrario se cae en el infantilismo y de eso vemos mucho últimamente. Y viendo el lenguaje usado en el Congreso estos días, más bronco y acosador de lo ya habitual y que hasta los periodistas y periodistos se han visto sorprendidos en su fascinación de ver y oir peleas dialécticas más propias de niñatos y niñatas acosadores de colegio que de personas adultas, ¿qué capacidad tiene quien usa o consiente el abuso y acoso verbal en el Congreso para decirles a los jóvenes que el acoso y la violencia verbal es inaceptable? ¿Si lo hacen otros es inaceptable pero si lo hacen sus señorías y señoríos es algo normal, no pasa nada, es el calentón del momento? Pues no. Y doy un consejo general a sabiendas de que nadie me hará caso, pero hay que intentarlo: si nota que, irremediablemente, le viene "el calentón del momento", dese usted un cabezazo en una pared o en el mismo suelo, sin necesidad de romperse la cabeza pero de forma que lo note. Es mano de santo, ya verá qué rápido se le pasa. Porque el resto de la humanidad no tiene porqué aguantar ni tolerar los "calentones del momento" de nadie. Pero ya sé que es perder el tiempo pedir educación al personal.
Me voy a hacer un bocadillo antes de sacar a pasear al perro, que seguro que será mi mejor aportación a la paz mundial.