Entre noticias de corrupción y papeles y más papeles panameños, estos días en los periódicos, y abriéndose paso se ha colado de rondón una noticia que si de primeras, y tras cierta perplejidad, puede hacernos aflorar una cierta sonrisa libidinosa, especialmente al sector masculino, una nueva aproximación al hecho, te puede dejar un regusto cuando menos inquietante por el futuro que se pudiera dibujar.
Para un devorador de películas como se considera, y es, este vecino del mundo, al momento han venido el recuerdo de dos películas, una claro está, la inolvidablemente inquietante “Blade runner”, del últimamente muy irregular Ridley Scott, y esa replicante, encarnada por una fría y distante Daryl Hannah, “mala hasta matar”. La segunda, y teniendo en cuenta nuestro ADN , esa fría y cara, especialmente para la “producción” de la película, muñeca hinchable de “Tamaño natural”, de Luis García Berlanga; que si tenemos en cuenta que el guión es del propio Berlanga y de Rafael Azcona, lo menos importante será la propia muñeca, a pesar de lo que creyera en su momento la propia censura, porque removerán todo tipo de convencionalismos.Jia Jia, ese robot chino, todavía no puede ni reír ni llorar, pero se van a seguir estudiando esas “habilidades de aprendizaje”.El equipo que la ha fabricado descarta que su modelo se comience a producir de forma masiva, aunque para este vecino del mundo siempre, en el fondo, está el recuerdo de la conmoción que le produjo el libro “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley. Y aunque allí no eran robots, sino personas modificadas genéticamente para el trabajo que iban a realizar, el futuro dibujado podría ser tristemente el mismo; y que de un modo crematístico se pudiera resumir en muchísimas horas de trabajo, malas, por no decir ninguna, condiciones de trabajo, y casi nada de dinero. ¿Os suena? Un futuro tan cercano que ya está aquí, ¿verdad?En este tipo de trabajos, en el de perfeccionar a Jia Jia, lo mismo que en una obra de arte, el final siempre es discutible, por aquello de seguir en ello, sin saber a ciencia cierta cuándo parar. Quizás, el comienzo del fin de los estudios del equipo chino que se encarga de "enseñar" a la, digamos, Señorita Jia Jia, será cuando ella mirándoles fijamente a los ojos les diga aquello de "Tenemos que hablar", porque nunca una frase tan corta ha creado tanta inquietud entre los varones. Ellos saben que todavía no ven el problema, pero ahora están seguros que ha llegado.*FOTO: DE LA RED