Resulta inverosímil en estos tiempos en que interactuamos a diario en las redes sociales con muchas personas al mismo tiempo, el sentirnos solos; sin embargo sucede, es frecuente y muchas veces hasta peligroso.
Si buscamos la palabra “soledad” o la frase: “La soledad del hombre” en Internet, encontramos millones de referencias a este tema. Y es que la soledad o cómo preferiría decirle, la sensación de soledad, es una realidad de la nadie escapa bien sea en un momento dado de su vida o en la mayor parte de ella; todos, todos, estamos expuestos a ella.
El estar solo, es decir, el aislamiento voluntario o involuntario (como la pérdida de algún ser querido) nada tiene que ver con la soledad en sí. La soledad es una sensación consciente o inconsciente que genera insatisfacción o infelicidad y que en grados serios puede ser parte activa de una depresión clínica o causal de inamovilidad social e imposibilidad para ejercer funciones sociales productivas. Es por ello que enfocarnos en esta sensación tan pronto la sentimos, con visas a atacarla tanto preventiva como curativamente, es el primer paso para salir de ella.
No es mi intención extenderme en analizar lo que realmente significa para el hombre de hoy el sentirse solo, existen miles de ensayos filosóficos y psicológicos que se han escrito desde tiempos muy antiguos. Recordemos que el hecho de nacer e individualizarnos, nos hace únicos, como un todo que percibe y actúa independientemente de los otros en nuestros respectivos entornos; por lo que somos seres individuales y “solos” ante los ojos de científicos, psicólogos y pensadores para no extenderme más; lo que ha generado miles de estudios y explicaciones sobre la soledad.
Lo que es cierto sobre ella, es que en algún momento determinado de nuestras vidas se ha convertido en una sensación que nos impide ser feliz. Es aquí donde debemos prestar atención a ella y hacer esfuerzos conscientes para combatirla.
Te propongo revisar algunas pautas o acciones que podemos emprender para atacarla o erradicara y que sean expuestas sin ningún orden específico ni que parezcan una fórmula estricta ni efectiva para acabar con ella o mitigarla. Solo en Google encontrarás cientos de artículos que te proponen “recetas milagrosas para salir de la soledad” en 2, 5, y hasta 10 pasos.
La intención es combatirla, es cierto, pero es más realista la intención de hacernos conscientes de que la padecemos y dar los pasos adecuados para salir de ella. En todo caso, existen terapeutas calificados que podrán de una forma eficaz darte remedios más especializados para combatirla si luego de experimentar algunos cambios en tu vida no logras salir de ella.
Comencemos por estar conscientes de que tenemos una sensación de soledad que no nos permite interrelacionarnos con los demás o que no nos deja sentirnos bien con nosotros mismos ni ser felices; y una vez reconociendo el problema comencemos a dar algunos pasos.
1.- Comprende que si es la ausencia de alguien la que te remite a la soledad, esta debe ser entendida de acuerdo a la realidad; es decir, si la ausencia de alguien es definitiva, debemos aceptar el hecho y darnos las razones adecuadas para entender dicha ausencia y estudiar los porqués debemos continuar con nuestras vidas sin esa persona.
2.- Es vital tomar en cuenta ciertas situaciones de salud como la alimentación que llevamos, los síntomas extras que experimentamos con la soledad y hasta nuestra actividad física. Síntomas como la falta de deseo a actividades cotidianas, insomnio, llanto fácil ante cualquier circunstancia; nos puede estar hablando de ausencias de neurotransmisores cerebrales y la instalación de una depresión clínica, en cuyo caso la intervención médica puede hacerla desaparecer. Si conjuntamente sientes malestares físicos como dolores articulares y musculares puede que tu alimentación esté falta de nutrientes con magnesio, complejo B y folatos. También una vida sedentaria puede conllevar a la utilización de pocos neurotransmisores como catecolaminas que son las que nos dan euforia y alegría en nuestras actividades.
3.- Revisa tus actividades diarias. Si éstas están dedicadas al escritorio o a la realización de actividades sin interacción social, debes comenzar a distribuir tu tiempo para tomar descansos al aire libre, visitar amigos o familiares, realizar actividades al aire libre o donde se congreguen personas con tus mismos gustos como museos, actividades deportivas o culturales. Siempre existe la posibilidad de interaccionar donde se reúnen muchas personas. Si tu laborar diario no te lo permite entonces ponte metas para salidas durante los fines de semana o has viajes programados.
4.- Eso me lleva a pensar que “Imponerte metas a corto o largo plazo” tales como encontrar hobbies, otras actividades laborales que te generen ingresos extras, preparar viajes, proponerte realizar cursos de arte o cultura física como Yoga; puede no solo elevar tu autoestima sino también hacerte enfocar tu atención en otras cosas diferentes a la interioridad.
5.- Soy de los que piensa que practicar algún tipo de actividad relacionada con el espíritu tal como alguna religión o asistir a grupos de meditación, te llevan a hacer una conexión más íntima con el universo o con Dios y te permite apreciar la vida en forma más atractiva y positiva.
6.- Busca una mascota, adopta; es una opción interesante el ayudar a otros seres que están en situación de abandono. Además es científicamente comprobado que una mascota que a la larga genera responsabilidad y respeto, y que se transforma en parte de tu familia, ejerce una acción antidepresiva sobre los seres humanos.
7.- Si te pones a observar muchas, sino todas las opciones de que disponemos para ir alejando la soledad de nuestras vidas solo nos incluyen a nosotros mismos, solo a generar cambios en nosotros mismos. La soledad genera mucha dependencia, por lo que si comienzas a crear hábitos como el tabaco, el licor, la comida o dependencia exagerada hacia algún amigo o familiar, es mejor que busques ayuda adecuada si no te es posible controlar estos aspectos.
Por último, no trates de salir de la soledad llenando cada instante con relaciones interpersonales. Aprende a saber lo que es la soledad y lo que es de necesario el aislamiento o tiempo que pasas contigo mismo; de pronto, esas sensaciones de soledad no son más que alarmas que tú mismo te das para transformar ciertos aspectos de tu vida que necesitan un cambio más saludable y positivo.
Anda, comienza por hacerle frente a cualquier zona de tu vida que te impide ser feliz, a echar una mirada sobre esa soledad que no ayuda y no permite, a poner manos a la obra para mejorar tu tránsito en la vida; y si después de todo, aun te es difícil llegar a la plenitud, recuerda buscar ayuda adecuada; siempre existirá alguien cercano y académicamente calificado para ayudarnos a resolver cualquier inconveniente.
Emilio Rios.
Médico Cirujano.
Imagen:
Blog de El País (elpais.com) Del artículo “La soledad no nos sienta tan mal”