Revista Comunicación

Sensaciones

Publicado el 17 agosto 2018 por Susanmk

El mundo, grande y confuso. Gigante y furioso, azul y vibrante.

El mundo para cada quien. Para quienes disfrutan de la abundancia, sumisos en un mar de riquezas que esperan comprar la paz de sus almas. Para quienes al otro lado tratan de sobrevivir al fracaso de un nacimiento en la orilla equivocada, en ese río sin agua, en ese monte sin frutos. Al abrazo de la ayuda humanitaria o de un golpe de suerte o de quién sabe qué destino…

El mundo para quienes ni en abundancia ni en escasez, sobreviven al amparo de prisas, relojes y angustias prefabricadas. De vivir para exprimir las horas al límite en busca de poder llegar a todo lo que se proponen, aunque siempre con el yugo del trabajo sobre su nuca, sobre su espalda, sobre su visión de su futuro y de los suyos.

El mundo al fin de quienes aprenden a caminar bajo la lluvia sin paraguas, bajo el sol sin protección, bajo la noche sin teas.

Ese mundo también de quienes aprendieron a saber de lo importante, de lo realmente imprescindible. De quienes quieren extraer minutos para disfrutar, para vivir, para amar y ser amados, para que todo sea, sencillamente, ser.

Me quedo en el mundo que habito, para sentirlo mío, para experimentarlo y saborearlo. Con el placer de estar en la mejor orilla, aunque pensando en lo que ocurre al otro lado. Porque nunca sabes cuándo el río torcerá su curso.


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